Otro inesperado giro en la sucesión de Beatriz Sarlo: una prima de la escritora también se habría presentado como heredera
Mediante una resolución, la jueza del Juzgado Civil n° 24 ...
Mediante una resolución, la jueza del Juzgado Civil n° 24 Cecilia Kandus, que había cerrado el expediente 2537/2025 de la sucesión de Beatriz Sarlo a consulta pública, prohibió a las partes divulgar el contenido de la causa a la prensa. Sin embargo, pese al “bozal legal”, LA NACION pudo saber que en la sucesión de la autora de La intimidad pública se habría presentado como heredera una prima de la autora, de 87 años. La familiar -que reside en Viedma, provincia de Río Negro- ya tendría representante legal.
Este inesperado giro excluiría a la Procuración General de la Ciudad de Buenos Aires, dado que ya no habría herencia vacante en el caso de que Alberto Sato, con quien Sarlo se había casado en marzo de 1966, no pueda probar su vínculo con Sarlo, de quien estaba separado desde hacía décadas (ambos tuvieron otras parejas consolidadas a partir de entonces). Sato no respondió las consultas de este diario.
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Para la Justicia, los primos no son herederos forzosos y solo heredan si no hay otro heredero (en esta causa, Sato y Melanio Alberto Meza López). Trascendió que la abogada de la prima de Sarlo, al igual que los representantes legales del encargado, habría solicitado excluir a Sato de la herencia e impugnado el supuesto testamento ológrafo presentado por Meza López.
Bozal legal para las partes“Hago saber que se procedió a restringir las actuaciones, las que solo podrán ser compulsadas por los peticionantes y auxiliares de la Justicia, haciendo saber a los mencionados que NO podrán divulgar en forma pública -incluso en medios masivos de comunicación- el trámite de la causa mientras dure la reserva del expediente”, resolvió la jueza Kandus que, hasta que la Cámara de Apelaciones resuelva la competencia (ni Kandus ni el juez Fernando Cesari aceptaron la causa), va a seguir interviniendo en las presentaciones.
Esta decisión apunta a preservar la intimidad de Sarlo porque, posiblemente, en la causa se discuta el estado mental de la autora al momento de escribir y firmar el supuesto testamento ológrafo en el que “deja a cargo” a Meza López su departamento y su gata Nini. En declaraciones públicas, algunos de los amigos de la intelectual dieron a entender que la escritora tenía un deterioro cognitivo.
No obstante, la resolución de la jueza no impide el derecho de la prensa a interrogar e informar sobre el avance y estado de la causa.