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Paola Montes de Oca, del teatro a Chespirito: su encuentro con la Chilindrina, su primer papel grande y la magia de El Chavo

El viaje de Paola Montes de Oca a la Argentina fue fugaz, estuvo en Buenos Aires menos de 48 horas, pero eso no le impidió charlar de manera distendida, tomarse su tiempo para responder cada pregu...

Paola Montes de Oca, del teatro a Chespirito: su encuentro con la Chilindrina, su primer papel grande y la magia de El Chavo

El viaje de Paola Montes de Oca a la Argentina fue fugaz, estuvo en Buenos Aires menos de 48 horas, pero eso no le impidió charlar de manera distendida, tomarse su tiempo para responder cada pregu...

El viaje de Paola Montes de Oca a la Argentina fue fugaz, estuvo en Buenos Aires menos de 48 horas, pero eso no le impidió charlar de manera distendida, tomarse su tiempo para responder cada pregunta sin mirar el reloj ni el celular, que cada tanto se encendía y dejaba ver de fondo de pantalla una foto de María Antonieta de las Nieves caracterizada como la Chilindrina. Es que el personaje creado por Roberto Gómez Bolaños significa mucho para ella: no solo el rol grande que esperó toda su vida sino momentos felices, las tardes en su casa de la infancia y la comida recién hecha de su bisabuela.

En diálogo con LA NACION, la actriz mexicana que interpreta a “Tony” en Chespirito: sin querer queriendo, la biopic de Roberto Gómez Bolaños que se estrenó el 5 de junio en Max, contó qué espera luego de este papel y habló de su encuentro con la actriz que en los años 70 se puso en la piel de aquella niña traviesa, hija de Don Ramón.

Venida del palo del teatro, este es su primer papel grande, por eso admite que es difícil encontrar información sobre ella en Google y se muestra relajada y alegre, a la espera de que se abran nuevas puertas.

—A tu personaje lo conocemos todos, María Antonieta de las Nieves, pero, ¿cómo la presentarías vos?

—En esta historia vamos a ver todo lo que está detrás del programa del Chavo del Ocho. Entonces, vamos a ver mucho a María Antonieta de las Nieves, más que a la Chilindrina y más que a algunos otros personajes que haya hecho en el Chapulín Colorado. Vamos a conocer mucho sobre la historia de la actriz, su vida y lo que pasaba en esa época detrás de cámara.

—¿Y en este proceso que descubriste de María Antonieta?

—Descubrí que es muy leal, realmente se preocupaba por Roberto y lo veía como una figura paterna, como un verdadero amigo a quien apreciaba y quería mucho. Por lo tanto siempre le está aconsejando, es como esa vocecita que le está diciendo, “vete por este camino”. Todo el mundo le decía “Tony”.

—A quien también veía así es a Ramón Valdés. Es muy conmovedora la escena en la que se reencuentran, que ella no sabía que él llegaría y se emociona de verdad frente a cámara.

—Claro, lo quería como a un padre. Es muy curioso como hoy Miguel Islas, que es Valdés en la ficción, es como mi papá; formamos un vínculo muy especial y muy lindo. Y se me hace lindo como que hay esa magia en estos personajes de la Chilindrina y Don Ramón, que los hace siempre estar muy unidos. Se me hace una cosa lindísima. Creo que mucho de esa magia, de todo eso que pasaba en ese entonces, se revivió en esta historia que nosotros estamos contando.

—¿Qué fue lo que más te llamó la atención de conocer el back y esto que pasaba detrás de la escena?

—Ver la parte más humana, llena de matices, porque así es la vida, porque tenemos cosas, tenemos no sólo negros y blancos, también tenemos muchos grises, y ver toda esa parte de los grises de Roberto, todo lo que había en su cabeza, todo lo que creó, más su vida, la vida de todos los demás que lo rodeábamos, es algo profundo y muy interesante.

Infancia

—¿De chica mirabas el Chavo o empezaste a hacerlo a partir de este proyecto?

—Sí, lo miraba cuando regresaba de la escuela. Me acuerdo que en el Canal 5, allá en México, lo pasaban por la tarde, entonces mientras comía lo miraba. Yo crecí con El Chavo.

—Y hoy sigue vigente, lo pasan y se sigue mirando, ¿a qué se debe?

—Porque es un humor súper inocente y es un humor súper blanco. De repente en el mundo, cuando todo está tan confuso, extraño y sin respuesta, el humor siempre puede ayudar mucho.

—Volviendo a María Antonieta, ¿con qué cosas te identificas con ella?

—Yo siempre la vi como una mujer súper alegre, con tanta energía, noble, amorosa, leal. Entonces, busqué estos puntos en común que yo creía tener con ella y a partir de eso intenté conectar con ese personaje.

—¿Te juntaste con ella?

—Sí. A partir de este proyecto nos conocimos y pudimos hablar. Me contó miles de experiencias y me dio tips para ayudarme con cositas y dudas que tenía. Fue enriquecedor y me ayudó mucho con la construcción de mi personaje.

—¿Cómo fue ese encuentro?

—A través de la producción se concilió esta reunión, fue una ocasión sola en la que yo fui a su casa. Estuvimos horas platicando. Yo creo que me quedé como unas cuatro o cinco horas. Ella y yo, en lo que ella llama su “egoteca”, un lugar donde tiene todas cosas de la Chilindrina, cosas que le regaló la gente y fue precioso el estar con ella, compartir tanto tiempo fue un privilegio enorme.

—¿Qué fue lo que más impactó cuando la conociste?

—Lo linda persona que es. Sencilla, amable, muy cálida. Me recibió muy bien y me dijo que me parecía muchísimo. Desde el primer momento me hizo sentir en confianza y en paz. Me enseñó a hacer el llorisqueo. Tuve una clase personalizada de lloriqueo de la chilindrina. Es un honor y una responsabilidad.

—Debe ser un compromiso interpretar a alguien que es tan popular. De hecho tuvo palabras muy lindas hacia vos después de haber visto el material.

—Me conmovió muchísimo el saber que ella también piensa esas cosas lindas de mí. Es completamente mutuo porque es una señora a quien yo respeto y admiro profundamente.

—¿Qué fue lo que más te costó del personaje?

—La voz de la Chilindrina, traté de buscar caminos para poder llegar, vi muchísimos videos, montones de entrevistas y fue un reto.

—Videos que habrás visto montones de veces antes y a los que ahora volviste con otra mirada, ¿no?

—Definitivamente. Y me acordaba de escenas que había visto, cuando el Chavo se va de la vecindad con el palo de escoba y el trapito amarrado, me acuerdo de haberlo visto de niña y para mí fue muy nostálgico. Cuando lo grabamos se me vino mucho a la mente ese momento y empecé como a llenarme de esas emociones de qué representaba para mí este universo.

—El Chavo es infancia. ¿Con quién vivías cuando eras chica?

—Con mi madre y con mi bisabuela. Miraba solita el Chavo porque mi mamá trabajaba, mientras tomaba la sopa casera que me hacía mi bisabuela. Me trae recuerdos lindos. Representa cosas lindas. Me gustaba mucho la Chilindrina. Me hacía reír mucho por cómo lloraba y era medio ladina.

Todo llega

—¿Cómo fue la convocatoria?

—Encontré el casting a través de redes sociales, por Instagram. Se me ocurrió postularme; mandé mis fotos, luego un video y después me llamaron presencial y luego me avisaron que había quedado. Es una historia linda, hay que perseguir los sueños y seguir adelante aunque a veces sea muy difícil. Es seguir picando piedras hasta que llegues a lo que quieres. Y llega.

—¿Cómo empezó tu camino en la actuación? ¿Desde chiquita sabías que querías dedicarte a esto?

—Claro, desde los cinco años yo sabía que quería ser actriz. Lo sabía porque mis abuelas miraban películas o novelas, y a mí me parecía muy curioso como las personitas adentro de la tele hacían cosas muy extrañas. Yo no entendía, pero replicaba las cosas que veía en el espejo de mi cuarto: de repente era la villana, o la dulce. Luego empecé a investigar más, hasta que me di cuenta que eso se llamaba actuación. A los 16 años me metí en un taller de teatro musical. Estaba estudiando en la escuela en paralelo. Después ingresé a la carrera universitaria en teatro y actuación.

—¿Y siempre pudiste trabajar en la actuación?

—Sí. Y la familia me apoyó, mi mamá siempre me ha impulsado y puesto alas para volar y cumplir todos mis sueños. Pero por ejemplo, mi bisabuela sí me decía que de qué iba a vivir, qué iba a hacer. Mi mamá me decía, “¿qué quieres? ¿Quieres estudiar teatro? Vamos a inscribirte. Tú puedes, tú puedes, tú puedes”.

—¿Y Chespirito es además el primer proyecto grande que hacés?

—Sí. Hacía mucho teatro en México, nunca una serie.

—¿Cómo te sentís para el día después de esto que es muy grande?

—¡Estoy lista! Lista para lo que la vida tenga para mí. Estoy segura de que todo siempre estará bien para crecer. Para mejorar. Esto lo estaba buscando y es el sueño de muchos. Muchos queremos esta oportunidad en pantalla. Y tuve la suerte de tocar la puerta y que se abriera.

—¿Cómo fue el momento en el que te dijeron “quedaste”?

—Fue de los mejores días de mi vida, de verdad. Yo estaba manejando camino a un ensayo de teatro y me iba a desmayar de la emoción. No podía creerlo.

—Para el público argentino, que no te conocía hasta ahora: tenés 28, vivís en Ciudad de México…

—Correcto. Vivo desde hace un año y medio con mi novio y estoy feliz de compartir la vida con él. Es abogado, son dos mundos distintos pero está bueno porque aprendemos el uno del otro. Hace poquito me puse a aprender a tocar el piano, me gusta escuchar música y estar con mis dos perritas.

—Siempre que hay una biopic hay polémica, si un personaje autorizó, si le gusta o no cómo se ve. ¿Eso te asusta?

—Para nada. Habrá que ver la serie y entender a cada personaje y el porqué de sus acciones

—Un mensaje para María Antonieta.

—Le diría que la respeto, la admiro. El trabajo lo construí con respeto y honor y fue un privilegio haberla interpretado.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/series-de-tv/paola-montes-de-oca-del-teatro-a-chespirito-su-encuentro-con-la-chilindrina-su-primer-papel-grande-y-nid09062025/

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