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¿Puede el jardín cambiar de acuerdo al estado de ánimo de sus dueños?

Más que un espacio verde, el jardín suele ser un espejo emocional. Su diseño, sus colores y hasta sus cambios revelan los estados de ánimo de quienes lo cuidan. El paisajista Ignacio Van...

¿Puede el jardín cambiar de acuerdo al estado de ánimo de sus dueños?

Más que un espacio verde, el jardín suele ser un espejo emocional. Su diseño, sus colores y hasta sus cambios revelan los estados de ánimo de quienes lo cuidan. El paisajista Ignacio Van...

Más que un espacio verde, el jardín suele ser un espejo emocional. Su diseño, sus colores y hasta sus cambios revelan los estados de ánimo de quienes lo cuidan.

El paisajista Ignacio Van Heden lo resume así: “Mi jardín es un reflejo de mis estados de ánimo... un día no me gusta una planta o me aburrió y chau”.

A veces creemos que un jardín se diseña una vez y se mantiene igual. Pero quienes aman las plantas saben que no hay nada más vivo que el pequeño ecosistema doméstico y personal: cambia con las estaciones, con la luz… y también con nosotros.

Van Heden, lo cuenta sin rodeos: su jardín “no tiene un estilo definido”, porque crece y se transforma al ritmo de sus propios vaivenes. “Es un reflejo de mis estados de ánimo”, dice. Cuando algo lo aburre o deja de inspirarlo, lo cambia. Así de simple.

Para Paquita Romano, jardinera y diseñadora de espacios naturales, “en un jardín se expresa todo”.

“No puedo separarlo, no lo puedo disociar. Lo malo y lo bueno de la vida se ve ahí, por eso creo que la jardinería es un lugar al que ir. No es solo la flor por la flor, porque es linda y nada más, sino que es cómo una se involucra en ese lugar. Además, lo que tiene la jardinería es que, sin darte cuenta, atraviesa todos los estados posibles. Eso mismo que sucede ahí afuera nos pasa internamente. Por eso creo que es tan importante la jardinería, porque a medida que trabajamos afuera nos vamos trabajando a nosotros. Nos vamos conociendo”, dice.

Un jardín que siente

Las plantas, los colores y las formas que elegimos no son casuales. Quien atraviesa una etapa vital y optimista puede inclinarse por tonos fuertes, especies floridas y composiciones audaces. En cambio, en momentos introspectivos, predominan los verdes suaves, las texturas serenas y los rincones de sombra.

Más allá de los diseños, el ánimo de los dueños del jardín también se percibe en los cuidados que recibe el espacio. Cuando hay poca energía para desparramar en el jardín, el espacio verde luce abandonado y desmejorado.

“Me solté y fui probando colores o follajes con libertad... si no me gusta, lo cambio el próximo año”, cuenta Van Heden. Esa naturalidad para modificar lo que no resuena es, quizá, la enseñanza más valiosa: un jardín no se juzga, se vive.

El jardín habla de nosotros, muestra nuestros entusiasmos, nuestras pausas y nuestras ganas de volver a empezar

Un laboratorio personal

Van Heden dice que su jardín funciona “como un centro de experimentación”. Allí observa cómo se comportan las plantas a lo largo del año, qué especies se adaptan y cuáles no. Esa mirada abierta —casi científica, pero también emocional— convierte al jardín en una extensión de la propia vida.

Y es que no hay dos estaciones iguales ni dos personas que miren el mismo cantero del mismo modo. Cuidar un jardín es aprender a leer señales: cuándo una planta pide agua, cuándo otra necesita espacio… o cuándo, simplemente, el alma necesita un cambio de color.

Un jardín que acompaña

Un jardín que evoluciona con su dueño puede ser un refugio emocional, una herramienta terapéutica y una forma de expresión personal. En lugar de buscar el jardín perfecto, el desafío es dejar que la naturaleza —y uno mismo— se muevan sin rigidez.

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El jardín no solo crece: también habla de nosotros. Muestra nuestros entusiasmos, nuestras pausas y nuestras ganas de volver a empezar. Y, si un día decidimos sacar una planta o cambiar toda una esquina, quizás no sea un capricho, sino coherencia con lo que estamos viviendo.

¿Puede un jardín cambiar con el ánimo de sus dueños? Probablemente sí, porque en esa transformación constante, el jardín nos recuerda que crecer también es cambiar.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-jardin/puede-el-jardin-cambiar-de-acuerdo-al-estado-de-animo-de-sus-duenos-nid03122025/

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