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Qué le dijo Camila Perochena a Javier Milei tras el ataque del presidente

La doctora en historia e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella, Camila Perochena, respondió a las críticas del presidente Javier Milei en el marco del debate sobre el rol de la Argent...

Qué le dijo Camila Perochena a Javier Milei tras el ataque del presidente

La doctora en historia e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella, Camila Perochena, respondió a las críticas del presidente Javier Milei en el marco del debate sobre el rol de la Argent...

La doctora en historia e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella, Camila Perochena, respondió a las críticas del presidente Javier Milei en el marco del debate sobre el rol de la Argentina como potencia mundial a principios del siglo XX. Durante su columna en Odisea Argentina (LN+) la especialista detalló los argumentos históricos y económicos que cuestionan la narrativa sostenida por el oficialismo sobre ese período.

¿Cuál fue el mensaje de Camila Perochena para Javier Milei?

“Ojo Presidente con confundir riqueza con potencia, no es lo mismo”, señaló Perochena en diálogo con el periodista Carlos Pagni. Con esta frase, la especialista sintetizó el eje de su argumentación, que busca diferenciar el alto ingreso per cápita del país a comienzos del siglo XX de la capacidad real para influir en el orden global, una característica propia de una potencia.

Perochena explicó que el Gobierno basa su afirmación en las series del economista Angus Maddison, que ubican a la Argentina con un PBI per cápita elevado entre 1900 y 1930. “En 1913, la Argentina estaba en el puesto 13 de ese ranking, con un PBI de US$1770”, observó, aunque Perochena advirtió que este dato por sí solo es engañoso.

“Hoy, por ejemplo, en el puesto 12 del PBI per cápita está San Marino. Primera en el ranking está Luxemburgo. Esto quiere decir que el indicador de PBI per cápita no es muy bueno para medir si un país fue una potencia o no, porque depende mucho de la cantidad de habitantes”, analizó.

La historiadora contrastó las cifras de 1913, que muestran una diferencia de escala: Argentina, con una población de 7,5 millones de habitantes, alcanzaba un PBI per cápita de US$ 1770. En cambio, Alemania registraba un PBI per cápita similar, de US$ 1907 pero con una población de 67 millones. El tamaño absoluto de la economía argentina era muy reducido en comparación, lo que le impedía tener el peso de una verdadera potencia mundial.

Por qué el PBI per cápita no define a una potencia

Según la historiadora, el concepto de potencia excede lo puramente económico. “En términos de relaciones internacionales, ser una potencia implica poder influir en el orden internacional y moldear las normas del sistema internacional”, definió. Agregó que la Argentina de ese entonces “no estaba ni cerca de sentarse en la mesa chica de los países que toman las decisiones centrales”.

Para fundamentar su postura, recurrió a una figura histórica elogiada por el propio Milei: Carlos Pellegrini. Citó una carta que el expresidente escribió en 1901 desde Europa. “Nosotros solo necesitamos tiempo y juicio y tener presente que los Estados Unidos, en 1801, era lo que la República Argentina es en 1901, de manera que, si sabemos manejarnos, el siglo XX será de América del Norte, y el siglo XXI de América del Sur. Ni los propios liberales se autopercibían una potencia mundial. Pellegrini, liberal, decía que nos faltaban cien años para ser potencia”, leyó y argumentó.

Qué diferencias planteó entre un país rico y uno desarrollado

Perochena sumó más datos para sostener su tesis, basados en el estudio Rica pero no tan moderna de Lucas Llach. El trabajo responde esta pregunta al analizar indicadores que van más allá del ingreso. Si bien Argentina pertenecía al “club de los ricos” de la época, con un PBI per cápita que superaba el 80% del de las economías más avanzadas, mostraba un notable rezago en variables clave del desarrollo.

El estudio establece una distinción fundamental entre “rico” y “desarrollado”, y concluye que el país encajaba en la primera categoría, pero no plenamente en la segunda. La riqueza provenía de un crecimiento extensivo, un salto único impulsado por la tecnología del ferrocarril que permitió incorporar masivamente tierras fértiles a la producción, pero este modelo no se acompañaba de una modernización estructural paralela.

Cuáles eran los indicadores sociales que mostraban atrasoEducación: La tasa de escolaridad primaria en Argentina era de 613 niños por cada 1000, una cifra muy inferior a la de los “ricos extraeuropeos” (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos), que promediaban 935. Esto ubicaba al país en el puesto 19 en acceso a la educación, mientras ostentaba el puesto 11 en PBI per cápita.Salud: La expectativa de vida hacia 1930 era de 52 años, lo que situaba a la Argentina en el puesto 18 a nivel mundial, de nuevo por debajo de su ranking de ingresos.Índice de Desarrollo Humano (IDH): Al combinar estas variables (ingreso, educación y salud), el estudio de Llach calcula un IDH rudimentario para 1930. En este índice integrado, Argentina ocupaba el puesto 17, lo que confirma que su desarrollo general era inferior al que sugería su PBI.

El PBI per cápita de la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal era similar al de Australia en 1929, mientras que las diez provincias no pampeanas, principalmente del norte, tenían un nivel de ingreso comparable al de México.

El estudio es categórico al afirmar que una cuarta parte de la población argentina vivía en regiones que producían apenas el 10% del PBI nacional. Esta fractura interna demuestra que la prosperidad del modelo agroexportador no se distribuía de manera homogénea y que una parte significativa del país no participaba de la riqueza que posicionaba a la Argentina en los rankings internacionales.

Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/que-le-dijo-camila-perochena-a-javier-milei-tras-el-ataque-del-presidente-nid15072025/

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