Qué nos revelan los dos primeros meses de León XIV al frente de la Iglesia Católica
ROMA.- ¿Continuidad, ruptura, regreso a la tradición? A casi dos meses de la ...
ROMA.- ¿Continuidad, ruptura, regreso a la tradición? A casi dos meses de la sorpresiva elección de León XIV -el primer papa nacido en Estados Unidos- en el cónclave que eligió el 8 de mayo pasado al sucesor del papa Francisco, de un lado y del otro intentan encasillar a Robert Francis Prevost. Pero él, que en este período ha estado escuchando y reflexionando en vista de tomar sus primeras decisiones fuertes, en sus discursos ha demostrado que, si en las formas es muy distinto a su mucho más informal predecesor argentino, en la sustancia sigue su legado. Y, sobre todo, ha demostrado una gran libertad personal y la decisión de ser él mismo.
“Lo primero que me llamó la atención después de la elección fue su libertad interior, en el sentido que era muy difícil ser el sucesor de Francisco, porque todos nos preguntábamos qué hará el nuevo Papa al asomarse desde la logia central de la Basílica, cómo se vestirá, a qué auto se subirá, irá a Santa Marta, no irá, volverá al Palacio, toda una serie de símbolos que habían marcado el pontificado del Papa Francisco. Y al verlo asomar vestido como vestían sus predecesores, eso inmediatamente me hizo pensar que es un hombre libre, es un hombre que no se siente obligado a imitar, entre comillas, o a seguir forzosamente todas las huellas marcadas, trazadas por su predecesor”, dijo a LA NACION Valentina Alazraki, decana de los vaticanistas y corresponsal de la cadena televisiva mexicana Nmás. “Y la misma libertad la noté cuando no se fue a Santa Marta, se quedó en el departamento que estaba ocupando en el Santo Oficio la noche de su elección, por el hecho de que tomó la decisión de irse de vacaciones a Castel Gandolfo a partir de este domingo y porque probablemente volverá a vivir al Palacio Apostólico, donde están haciendo obras de restauración”, añadió Alazraki, que desde hace 50 años cubre el Vaticano e hizo 162 viajes papales junto a san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
“Desde su elección hemos escuchado muchísimos comentarios de personas que quieren ver en él la continuidad total con Francisco, otros que quieren ver la discontinuidad total, quienes dicen que recuerda a Juan Pablo II, quien recuerda a Benedicto XVI, por diferentes motivos, o al mismo Papa Francisco. Creo que, si hubiese querido seguir las huellas totales de uno de sus predecesores, se habría llamado Juan Pablo III, o Benedicto XVII, o Francisco II”, sumó. “Pero eligió un nombre totalmente diferente, de un papa al que se le recuerda sobre todo por la encíclica Rerum Novarum, que fue la base de la doctrina social de la Iglesia. Entonces, por lo que se refiere a esta visión social, es obvio que es una visión muy amplia en las huellas de la sensibilidad social del Papa Francisco, aunque con matices diferentes, por experiencias de vida diferentes, porque él fue misionero en tierras de Perú, en zonas totalmente abandonadas, y tiene una gran sensibilidad en ese sentido”, subrayó.
“Otro elemento que creo que ha sido muy claro es que es un hombre institucional, es un hombre al que las tradiciones de la Iglesia le gustan, no solo por su vestimenta, sino porque hemos visto que ha rescatado tradiciones que el Papa Francisco había en algún momento en su pontificado dejado de lado. Por ejemplo, la procesión del Corpus Christi desde San Juan de Letrán hasta Santa María la Mayor, lo vimos cargando el Santísimo él a lo largo de toda la Vía Merulana, lo cual es volver realmente a esa tradición. Y también el día 29 de junio, la fiesta de San Pedro y San Pablo, él quiso imponer los palios a los 54 nuevos arzobispos, mientras que el Papa Francisco había tomado la decisión de bendecir los palios, pero luego enviarlos a las nunciaturas para que fueran los nuncios los que impusieran el palio a los nuevos arzobispos”, observó. “Todo esto creo que habla de un Papa más institucional”, resaltó.
Por otro lado, puso hincapié en que León es una persona “muy reflexiva, que escucha mucho, lenta quizás en tomar decisiones porque estudia muy bien los temas, y un hombre seguramente no de ímpetu, sino ordenado, digamos así, seguramente con una mente muy pragmática estadounidense, de formación anglosajona y un corazón peruano o latino”.
En este marco, aunque es una novedad que se tome a partir de este domingo unos días de vacaciones en Castel Gandolfo -donde vivirá en las Ville Pontificie, no en el Palacio, donde parece que han puesto a punto una cancha de tenis -su pasión-, todo el mundo sabe que seguirá allí trabajando, pensando y tomando decisiones importantes que tienen que ver con la formación de su equipo de trabajo.
“En estos dos meses el mundo ha estado escrutando a León XIV pendiente de captar cualquier detalle que de pistas sobre cómo será su pontificado y aunque resulta inevitable que se multipliquen las ‘etiquetas’ para definirlo –y ya ha manifestado muchos signos evidentes que conforman su personalidad y su estilo propio-, todavía no conocemos al Pontífice que se esconde detrás de Prevost. Y esto es así, porque él ha optado por darse un tiempo de escucha y análisis ante de tomar sus primeras decisiones de peso”, apuntó la periodista española Eva Fernández, corresponsal de la radio Cope, en diálogo con LA NACION.
“Llama la atención el cuidado que ha puesto en citar a sus inmediatos predecesores, especialmente a Francisco, en sus ya numerosos discursos y homilías. León XIV desea subrayar la línea de continuidad, y lo importante es que consiga actuar con libertad en sus próximas decisiones, sobre todo en lo que se refiere al equipo de colaboradores más inmediatos”, añadió. En este sentido, subrayó el nombramiento de este sábado del nuevo presidente de la Pontificia Comisión para la tutela de Menores, el monseñor francés Thibault Verny, arzobispo de Chambéry y obispo de Saint-Jean-de Maurienne y de Tarentaise, hasta ahora miembro de esa misma comisión, presidida desde su creación, en 2014, por el cardenal Sean O’Malley, arzobispo emérito de Boston. “Es alguien de afuera, que no es de la curia romana y me parece relevante porque será símbolo de cómo afrontar la cuestión de los abusos”, comentó. “León XIV está trabajando por una Iglesia unida, lo cual no significa uniformidad”, agregó.
El padre jesuita Antonio Spadaro, exdirector de la prestigiosa Civiltá Cattolica y número tres del Dicasterio para la Cultura y la Educación, coincidió con los demás con que, a dos meses de la elección de León, “hay un conflicto de interpretaciones”, pero para él es clara la continuidad con Francisco. “Hay quienes se agarran de la muceta roja y aclaman el retorno de la tradición, quienes se agarran de los zapatos negros y hablan de un Francisco II, pero me parece que para ir entendiendo este pontificado hay que leer sus primeros discursos”, dijo a LA NACION. “En su homilía durante la misa de posesión de la cátedra romana, en la Basílica de San Juan de Letrán, León habló del ‘desafío de la apertura’ en el anuncio del Evangelio, apertura comprendida como una visión esencial de una Iglesia que elige pensar ‘a lo grande’, entregándose sin reservas en proyectos valientes, y arriesgándose incluso frente a escenarios nuevos y complejos”, puntualizó.
Evocó, asimismo, su sermón del 11 de mayo en la cripta de la Basílica de San Pedro, cuando, muy en línea con su predecesor, destacó la importancia de “escuchar a los demás” y de “saber construir puentes, saber escuchar para no juzgar, no cerrar las puertas, pensando que nosotros tenemos toda la verdad y que nadie más puede decirnos nada”.
“Creo que el retrato de León irá tomando forma con sus decisiones, con el pasar del tiempo, con su discernimiento, asimilando la aceptación del ministerio petrino”, opinó. “No obstante, me parece claro que no se ha presentado al mundo como un ‘conductor solitario’, sino más bien encarnando la figura de una Iglesia que quiere ser ‘fermento para un mundo reconciliado’, tal como dejó en claro en su misa de inicio de pontificado”, concluyó.