Qué pasa con la temporada de huracanes 2025 en el Atlántico: lo que dice el reporte sobre la extraña inactividad
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La temporada de huracanes del Atlántico 2025 comenzó con una inactividad desconcertante. A solo diez días del final de junio, el mar Caribe y el océano Atlántico permanecen inusualmente calmos. Sin embargo, los pronósticos más recientes mantienen una perspectiva muy distinta: se anticipa una actividad por encima del promedio, con un número considerable de tormentas fuertes y huracanes de gran magnitud.
Temporada de huracanes 2025: falta de actividad, pero previsiones inquietantesAunque el océano Atlántico aún no brindó señales claras de actividad ciclónica, los meteorólogos del Centro de Investigación de la Universidad Estatal de Colorado (CSU, por sus siglas en inglés) sostienen su predicción de una temporada activa para 2025. Según el informe emitido el 11 de junio, se espera la formación de 17 tormentas con nombre, de las cuales nueve evolucionarían a huracanes y cuatro alcanzarían la categoría de huracanes mayores, con vientos sostenidos de al menos 179 kilómetros por hora.
Esta proyección supera ampliamente el promedio histórico del período 1991–2020, que contabiliza 14,4 tormentas con nombre, 7,2 huracanes y 3,2 huracanes mayores por temporada. Además, se estimó un Índice de Energía Ciclónica Acumulada (ACE, por sus siglas en inglés) de 155 unidades, frente a las 123 unidades promedio. En términos de actividad tropical neta, el valor proyectado representa un 165% sobre la media.
El informe también destaca que las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico oriental y central se mantienen por encima de lo habitual, aunque no tanto como en el mismo período de 2024. Esta condición, combinada con una fase neutra del fenómeno El Niño–Oscilación del Sur (ENSO), crea un ambiente favorable para el desarrollo e intensificación de ciclones.
Aunque desde el CSI reconocieron que los modelos estadísticos y dinámicos no permiten una predicción precisa de cuándo o dónde impactará una tormenta, destacaron que la combinación de datos históricos y condiciones actuales proporciona una herramienta útil para anticipar patrones generales de actividad.
Los investigadores aclararon que la incertidumbre siempre está presente, pero aseguraron que sus modelos, basados en más de 25 años de registros, demostraron una mejora significativa respecto a los valores climatológicos promedio.
Probabilidades de impacto de huracanes en distintas regionesEl informe también trazó una serie de estimaciones sobre las probabilidades de que al menos un huracán mayor —categorías 3, 4 o 5— impacte en diversas regiones costeras durante este año. Los porcentajes previstos son los siguientes:
Costa continental de Estados Unidos: 51% de probabilidad (frente al promedio histórico del 43%)Costa Este de EE.UU., que incluye la península de Florida: 26% (promedio histórico del 21%)Costa del Golfo, desde el Panhandle de Florida hasta Brownsville: 33% (promedio del 27%)Caribe (entre 10° y 20° de latitud norte): 56% (promedio del 47%)Estas cifras alertan especialmente a las comunidades costeras del Caribe y el sur de Estados Unidos, donde los expertos recordaron que “solo se necesita un huracán para transformar la temporada en una amenaza real”.
Cuándo llegarán Andrea y Barry, los primeros huracanes de la temporada 2025 en el AtlánticoEste 20 de junio marca en términos estadísticos el día promedio para la formación de la primera tormenta con nombre en el Atlántico. Sin embargo, los modelos climáticos actuales no muestran indicios de desarrollo ciclónico inminente. De mantenerse esta inercia, el mes podría cerrar sin ninguna tormenta registrada, lo que ubicaría a 2025 entre las 30 temporadas más lentas en iniciar desde que existen registros confiables.
En años con arranques tan tardíos, la actividad suele reducirse notablemente. En promedio, esas temporadas finalizaron con nueve tormentas con nombre, cinco huracanes y solo dos de gran intensidad. El caso más extremo fue el de 1914, cuando solo se registró una tormenta, aunque se considera que esa cifra podría ser menor al número real debido a la ausencia de satélites y herramientas de observación modernas.
Un ejemplo más cercano es el de 2004, cuando la primera tormenta se formó recién a fines de julio. A pesar del retraso, ese año cerró con 15 tormentas con nombre, nueve huracanes y seis huracanes mayores, varios de los cuales afectaron directamente a Florida.
Los patrones atmosféricos, las oscilaciones térmicas y las condiciones oceánicas aún son objeto de análisis constante. Sin embargo, los expertos no esperan cambios significativos en la actividad ciclónica del Atlántico al menos durante las próximas dos semanas. Los nombres Andrea y Barry, asignados a las primeras dos tormentas de la lista de este año, permanecerán en suspenso hasta nuevo aviso.