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¿Quién dijo que la volatilidad impide pronosticar?

En el pasado, los valores de la variable A fueron los siguientes: 7, 7, 7, 7, 7. Durante el mismo período, los de la variable B fueron 8, 0, 12, -4, 5; en tanto que los de la variable C fueron 5, ...

¿Quién dijo que la volatilidad impide pronosticar?

En el pasado, los valores de la variable A fueron los siguientes: 7, 7, 7, 7, 7. Durante el mismo período, los de la variable B fueron 8, 0, 12, -4, 5; en tanto que los de la variable C fueron 5, ...

En el pasado, los valores de la variable A fueron los siguientes: 7, 7, 7, 7, 7. Durante el mismo período, los de la variable B fueron 8, 0, 12, -4, 5; en tanto que los de la variable C fueron 5, -5, 5, -5, 5. ¿Se atrevería usted a pronosticar el próximo valor de cada una de las tres variables mencionadas? Planteado así, y pensando que le estoy tendiendo una trampa, seguramente que usted resistirá la tentación de decir “7, no sé y -5”, respectivamente. Haría bien, porque en economía los pronósticos no pueden ignorar la naturaleza de la variable que interesa para tomar las decisiones.

Al respecto, me comuniqué con el galés Clive William John Granger (1934 - 2009), quien estudió matemáticas y estadística en la universidad de Nottingham, y enseñó en Nottingham, Princeton, y en la universidad de California, sede San Diego. Confesó que cuando comenzó a enseñar estadística no sabía computar una varianza, y que no cree para nada en la aplicación de la teoría del caos a la economía. Por “los métodos desarrollados para analizar series temporales económicas que tienen igual tendencia (cointegración)” en 2003 obtuvo el premio Nobel en Economía, galardón que compartió con Robert Fry Engle, quien a su vez lo obtuvo por “los métodos desarrollados para analizar series temporales económicas con modelos de heterocedasticidad condicional autorregresiva”.

- En la autobiografía que publicó, a propósito del Nobel, dio a conocer la receta para el éxito.

- No empieces demasiado alto en la escalera, trabajá en una buena universidad pero no de las mejores, trabajá duro, tené pocas buenas ideas, elegí buenos colaboradores (tuve más de 80 en mi carrera), atraé algunos estudiantes excelentes, esperá alrededor de 20 años y luego retirate. Funcionó para Engle y también para mí.

- ¿Cuál es la idea de la cointegración?

- La aplicación a series temporales no estacionarias (las que registran tendencias al alza o a la baja), de métodos que suponen implícitamente que son estacionarias, produce resultados totalmente erróneos. A veces dos o más series, cada una de las cuales no es estacionaria, pueden tener una relación estacionaria. Cointegración es un concepto cuantitativo, de manera que en la práctica se calcula el grado de cointegración. Mi aporte consistió en diseñar métodos econométricos para desentrañar las ocultas relaciones de largo plazo que existen entre las variables (ejemplo: entre ingreso y consumo), escondidas debajo del ruido que generan las fluctuaciones de corto plazo. La idea básica es que, antes de relacionar dos o más series temporales, hay que encontrar el “nivel” al cual la evolución de cada una de ellas es estacionaria.

- En los medios de comunicación, y también en las expresiones de muchos economistas, volatilidad aparece como sinónimo de imposibilidad absoluta de hacer predicciones. ¿Es tan así?

- Comencemos por el primer ejemplo, para enfatizar la necesidad de saber de qué variable se trata, antes de intentar un pronóstico. Porque 7, 7, 7, 7, 7 se puede referir tanto a la cantidad de días que tiene cada semana, como al número que salió en la ruleta, en las últimas cinco bolas. En el primer caso la respuesta correcta es 7, en el segundo (si la ruleta está perfectamente equilibrada), la correspondiente respuesta es 7, con una probabilidad 1/36.

- Me imagino que, en la ruleta, a la luz de las últimas cinco bolas, más personas apostarían al 7 que a otros números.

- Puede ser, pero porque dudarían que la ruleta estuviera perfectamente equilibrada. Pero ocupémonos de los otros dos ejemplos.

- De acuerdo.

- Comencemos por el último de ellos. Imagine que, en el pasado, una variable registró los siguientes valores: 5, -5, 5, -5, 5. La volatilidad es evidente; podría darle contenido numérico, calculando la varianza o, si se prefiere, la desviación típica. Pero la mera inspección visual de los referidos números apunta a una regularidad, dentro de la volatilidad.

- En efecto, dejándose llevar por la corriente, uno pronosticaría que el próximo valor de la variable sería “-5”.

- Claro, pero una vez más, antes de dejarse llevar habría que investigar la sustancia de la variable cuya manifestación numérica es la secuencia mencionada. Si se refiriera a la oscilación de un péndulo, en un ambiente carente de fricciones, -5 sería el pronóstico correcto; pero en economía, como en la ruleta, quien sabe.

- Deme un ejemplo.

- Imaginemos que el riesgo país, que mide la diferencia entre el rendimiento de un bono emitido por el Estado argentino, sujeto a riesgo de incobrabilidad, con respecto al de un bono exactamente igual, en cuanto a tasa de interés prometida y fecha de vencimiento, pero emitido por el Tesoro de Estados Unidos, osciló de manera perfecta entre 5 y -5. Salvo que contemos con la información que genera la referida volatilidad, desde el punto de vista del pronóstico estaríamos igual que en el caso de la ruleta perfectamente equilibrada.

- Si plantea estas dudas en los casos extremos, lo que será con respecto a la segunda secuencia mencionada al comienzo de esta entrevista.

- Así es, pero tampoco es para suicidarse. En economía no se pueden basar los pronósticos en la inexorabilidad, como que luego de cada martes aparece un miércoles, o en la inercia, como que si la tasa de inflación de un mes fue 2%, lo más probable es que la del mes siguiente también sea 2%. Siempre resulta útil prestarle atención a los valores que la variable que nos interesa adoptó en el pasado, y no sólo en el pasado inmediato sino a lo largo de mucho tiempo, pero sabiendo que el futuro es inevitablemente incierto.

- ¿Y entonces?

- Por eso usted, De Pablo, insiste tanto en la aplicación del esquema error tipo I, error tipo II, que por una parte apunta a lo que se piensa que es lo más probable que ocurra, pero junto con eso cuál es el costo de equivocarse, para un lado o para el otro, dada la doble naturaleza del error. Las próximas elecciones que tendrán lugar en la Argentina son un buen ejemplo de ello. Hasta la noche del 26 de octubre próximo no sabremos los resultados, pero ante la necesidad de adoptar decisiones ya mismo, la idea es que el decisor se puede equivocar si se basa en que el oficialismo ganará, si pierde; pero también se puede equivocar en caso contrario.

- ¿Por qué no esperar al resultado de las urnas?

- Una empresa es un continuo. Ningún fabricante de toallas puede esperar al 27 de octubre, para encargar tela para fabricar lo que piensa vender en noviembre. Diferente, pero no tanto, es el caso de los tenedores de pesos, o de dólares, algunos de los cuales ajustarán sus tenencias relativas, en base a lo que creen que vaya a pasar, en base a algunas encuestas y también algunos pálpitos.

- Don Clive, muchas gracias.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/quien-dijo-que-la-volatilidad-impide-pronosticar-nid18102025/

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