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Revalorizan la consolidación del sistema político en los comienzos del siglo XX en el país

La política argentina en los primeros años del siglo XX, con la figura de Hipólito Yrigoyen en el centro de la escena, quedó marcada por la contingencia y las contradicciones. Así se reflejó ...

Revalorizan la consolidación del sistema político en los comienzos del siglo XX en el país

La política argentina en los primeros años del siglo XX, con la figura de Hipólito Yrigoyen en el centro de la escena, quedó marcada por la contingencia y las contradicciones. Así se reflejó ...

La política argentina en los primeros años del siglo XX, con la figura de Hipólito Yrigoyen en el centro de la escena, quedó marcada por la contingencia y las contradicciones. Así se reflejó en la presentación del último libro del historiador y economista Pablo Gerchunoff, “La imposible república verdadera. Argentina 1903-1930” (Edhasa), que recorre el período vital que transcurrió entre los años previos al acceso de la Unión Cívica Radical al poder, con la eterna puja entre personalistas y antiyrigoyenistas en torno de la figura del líder de Balvanera, y el primer golpe de Estado, en septiembre de 1930.

El politólogo Natalio Botana y la doctora Marianne González Aleman compartieron la mesa con Gerchunoff, autor de “El eslabón perdido”, entre otras publicaciones, en un aula de la Universidad Torcuato Di Tella, en un rico debate, moderado por la historiadora Camila Perochena. Los expositores repasaron las primeras confrontaciones que rodearon la organización política argentina desde la sanción de la ley Sáenz Peña, que amplió la participación electoral en el ´país con el voto secreto y obligatorio, y los debates abiertos en el primer gobierno radical, que incluyó enfrentamientos del Presidente con el Congreso y la intervención federal en veinte provincias, en un escenario político que también incluyó el respeto a la independencia judicial –Yrigoyen no removió a la Corte Suprema de Justicia- y la vigencia de la libertad de prensa, valores hoy en cuestión en la gestión libertaria de Javier Milei.

Las exposiciones y el contenido del libro a partir de la primera experiencia de gobierno del radicalismo en la Argentina, con el liderazgo de una figura con el peso de Yrigoyen, pusieron a la luz signos de contradicción que podrían extenderse a expresiones de inevitable actualidad y caracterizadas hoy, quizás, como populistas. Desde el público, el dirigente radical Jesús Rodríguez resumió los desafíos que plantea en la actualidad aquella histórica experiencia de Yrigoyen, entre “un partido horizontal con un liderazgo personal muy fuerte” y un conflicto derivado de “un partido nacional que también es federal”.

Investigadora del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, la doctora González Aleman planteó que el ideal de una “república verdadera” no es un imperativo único, sino una construcción histórica cambiante, abierta a una diversidad de interpretaciones posibles. Consideró que “es notable en la obra de Gerchunoff el análisis del camino al golpe de 1930, que muestra aristas de un acontecimiento que podría no haber ocurrido”.

La historiadora sostuvo que la ley Sáenz Peña, de 1912, que sentó las bases del nuevo régimen electoral, no fue un punto de llegada, sino un punto de partida en el tránsito a la democracia. “El problema iba más allá de la ingeniería política: es la historia de un desencuentro entre diferentes formas en pugna de concebir los contenidos de la república democrática en construcción”, definió. Recordó que ya en las revoluciones radicales de fines del siglo XIX, como la de 1905 y la práctica de la abstención electoral, las elites se veían obligadas a responder a los nuevos desafíos y que Yrigoyen fue encontrando las herramientas para forjar la identidad de la Unión Cívica Radical.

Botana, quien tiene en marcha una reedición de la biografía de Domingo Faustino Sarmiento, dijo que Pablo Gerchunoff “alcanza en este libro un nivel narrativo de historiador”, que se complementa con la mirada de economista de obras anteriores.

Para el académico y politólogo, el autor muestra que “no hay un destino determinado en la historia” y mencionó que muchas reformas, como la de 1912, surgieron de un equívoco. Dijo que aquella reforma política partía del supuesto de garantizar a los partidos nuevos una participación por la minoría y asegurar los dos tercios para la prolongación de la clase política que en ese tiempo se consideraba exitosa. “Se equivocaron”, resumió.

Recordó, además, que en su libro “Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana”, Mitre sostuvo que la república posible marchaba indefectiblemente a la república verdadera y que esa marcha era una suerte de marcha triunfal, porque la Argentina tenía un destino republicano”.

Botana también reveló que Gerchunoff estima en su libro que Yrigoyen hubiera preferido tal vez llegar al poder a través de una revolución. Tras revelar que tenía la impresión de que la reparación podía venir a través de esas experiencias revolucionarias, dijo que lo veía como un reformista, más que como un revolucionario. “Aceptó la ley Sáenz Peña a regañadientes. El revolucionario se convirtió en legalista. Cuando asumió, tuvo una pésima relación con el Congreso, impulsó una política de reparación institucional, con intervenciones federales en varias provincias, como Buenos Aires, a la vez que mantuvo un “impecable comportamiento sobre la Corte Suprema de Justicia y un respeto reverencial a las libertades públicas”, enumeró. Como ejemplo, citó las caricaturas de Caras y Caretas, lo que reflejaba “un clima de libertad en aquella Argentina que posteriormente no se repitió”.

Revolución y reformas

A partir de ambas intervenciones, Gerchunoff destacó las referencias a lo contingente en los procesos políticos y las identificaciones de Yrigoyen con posiciones revolucionarias o reformistas. Recordó una definición de Tulio Halperin Donghi, quien sostenía que en los tiempos del líder radical la clase media resultó tener más capacidades de defenderse y por más tiempo que la clase obrera levantada posteriormente por el peronismo”.

Explicó que el libro comienza en 1903 porque ese año el radicalismo renace y vuelve a la luz. “Yrigoyen pelea con fuerza en el partido para que se reconozca su liderazgo. Fue un proceso muy distinto al de Perón”, señaló.

Destacó especialmente el vínculo con su sucesor, Marcelo T. de Alvear, a quien definió como “malabarista y personaje político extraordinario”. Dijo que en su presidencia mantuvo la política social de su antecesor y, como ejemplo, mencionó la ley de congelamiento de alquileres. “No era una medida frecuente en 1920 en el mundo”, explicó el autor.

Relató que Alvear había sido el ministro de Obras Públicas de la Revolución de 1893 y el propio Yrigoyen lo nombró padrino del duelo con Lisandro de la Torre. “Sabía que no lo iba a traicionar. Lo eligió, también, para detener el avance de sus adversarios internos y externos, la oposición antiyrigoyenista. “No lo traicionó y transmitió, así, la orden de rodear a Marcelo”, concluyó Gerchunoff.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/revalorizan-la-consolidacion-del-sistema-politico-en-los-comienzos-del-siglo-xx-en-el-pais-nid25062025/

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