River amplía su repertorio futbolístico, golea y mete miedo en la recta final del Apertura
En la evolución de este River hay que anotar la complementación generacional. Se juntaron Nacho Fernández (35 años) y Franco Mastantuono (17) para armar el segundo gol de un 3-0 en una victoria...
En la evolución de este River hay que anotar la complementación generacional. Se juntaron Nacho Fernández (35 años) y Franco Mastantuono (17) para armar el segundo gol de un 3-0 en una victoria sobre Barracas Central que pudo ser por una diferencia mayor. El veterano que gambetea el ocaso que parecía insinuarse y el crack emergente, que elude con elegancia y estilo todo lo que le sale al paso. Mastantuono atrajo a dos marcadores sobre la línea de fondo y sacó un centro que empalmó Fernández. Dos zurdos construyendo y definiendo de derecha. Así de afilado anda este River, que hasta no hace mucho era un cuchillo de madera en ataque.
River se instaló en los cuartos de final con el resultado más amplio de todos los cotejos de los octavos de final. Ningún equipo estableció tres goles de diferencia sobre su rival. Conserva la dinámica positiva y acumula indicios prometedores. Convirtió 17 goles en los últimos seis encuentros, cuando en los 17 anteriores se había quedado en magros 14 tantos. Un vuelco radical para esperar en el próximo turno en el Monumental a Platense, rival que sabe ponérsela difícil a los que presumen de poderío ofensivo, como lo comprobó Racing el sábado.
Gallardo esperó que Mastantuono se curara de los tobillos molidos a golpes en Ecuador para presentar la misma formación que venció a Barcelona. El Muñeco, que no se inclinaba por hacer muchos cambios cuando el equipo andaba en penumbras, ahora que se ilumina más seguido no tiene mayores motivos para remover piezas. El condicionante siempre es el desgaste y los costos físicos. El calendario no da tregua, exige a los cuerpos. Gonzalo Montiel, que había sufrido un desgarro ante Boca, salió antes de la media hora con una molestia en el muslo posterior derecho. Tercera lesión muscular en dos meses del lateral derecho. Una alarma y tema a seguir. “Es algo que nos preocupa”, aceptó Gallardo.
Apenas se habían jugado cuatro minutos y dos de ellos se habían consumido con un jugador de Barracas en el piso, dolorido. Esa circunstancia podía ser una declaración de intenciones del Guapo: que todo fuera interrumpido, que el reloj avanzara y la pelota se moviera poco. Nada que pudiera sorprender a River, que también sabía que se iba a encontrar con una línea de cinco defensores y, pocos metros más adelante, cuatro volantes.
Para romper ese hormigón que no tardó en mostrarse flojo de cimientos, River apeló a la movilidad y a la circulación rápida de la pelota. El equipo desprende un optimismo y confianza que no eran los compañeros de viaje hasta que se produjo el doble clic entre la goleada a Gimnasia y la remontada copera en la altura de Quito. Después llegó la victoria sobre Boca como plus vitamínico.
Lo más destacado de River 3 - Barracas Central 0No pasó mucho tiempo desde que River penaba para hacer un gol. Cuando todo era un ir y chocar. Apuntar y fallar. Insistir y rebotar. Actitud ofensiva no le faltó nunca, sí claridad, serenidad y precisión. Atributos que ahora le brotan más naturalmente. Consiguió el 1-0 en su segunda llegada, a través de la pelota detenida, con un tiro libre de Castaño y una peinada de Montiel que desacomodó a la defensa visitante para que la pelota le quedara Paulo Díaz; control y definición del chileno, que se relaciona bastante bien con el gol.
River abría el marcador a los 11 minutos, con la antelación suficiente para evitar la desesperación ante un rival que se iba a cerrar todo lo que fuera posible. Barracas estaba obligado a salir, pero aun en desventaja no abandonó su cauteloso planteo. El dominio y la iniciativa seguían siendo del local, con un imperial Enzo Pérez, más parecido al de su primer ciclo en Núñez.
En esta recuperación colectiva de River emergió Nacho Fernández, habitual suplente sin minutos hasta no hace muchos. Curtido en grandes batallas, Nacho es un veterano que juega con mucho amor propio. Si desechó la posibilidad de volver a Gimnasia no era para quedarse a hacer bulto en un plantel con mucha competencia, sino para gastar los cartuchos de calidad que le quedan.
En la ubicación de N° 8, Nacho participó de la elaboración y pisó el área. En los 62 minutos que estuvo en la cancha corrió como si tuviera mucho menos que 35 años. Su actividad fue constante y le vino muy bien a River. Nada mejor que un futbolista que llegaba por sorpresa desde atrás para quitarle referencias a la apretada defensa visitante.
Bustos hizo un golazo para el tercero de River, pero fue anulado por una falta previa de Castaño.
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River era superior, pero no creaba tantas situaciones de gol. Le bastaba con las combinaciones bastante sincronizadas entre volantes y delanteros, como si supiera que la ocasión se iba a producir. Y llegó a los 43, con la conexión Mastantuono-Nacho.
River elevó en el segundo tiempo el piso futbolístico del primero. Fue vertical y ambicioso ante un rival que se descubrió un poquito más. El arquero Ledesma apareció con un par de tapadas, pero quedó lejos del zurdazo de Acuña que entró junto a un poste. Fue 3-0, con goles de dos defensores y un volante. River amplió su repertorio.