Generales Escuchar artículo

“Suena como una capitulación”: en Kiev, el plan de Trump irrita a los ucranianos, que se resisten a claudicar ante Putin

KIEV.– La capital de Ucrania contiene su respiración. Después de 33 meses de soportar la invasión rusa, con sus fuerzas debilitadas intentando frenar nuevos avances y una población exigida qu...

“Suena como una capitulación”: en Kiev, el plan de Trump irrita a los ucranianos, que se resisten a claudicar ante Putin

KIEV.– La capital de Ucrania contiene su respiración. Después de 33 meses de soportar la invasión rusa, con sus fuerzas debilitadas intentando frenar nuevos avances y una población exigida qu...

KIEV.– La capital de Ucrania contiene su respiración. Después de 33 meses de soportar la invasión rusa, con sus fuerzas debilitadas intentando frenar nuevos avances y una población exigida que convive con los cortes de luz, las alarmas antiaéreas y los bombardeos, ahora sigue con nerviosismo y angustia las negociaciones en Ginebra, a 1800 kilómetros de aquí.

Cuesta encontrar a alguien que apoye el plan de 28 puntos promovido por Donald Trump, que fijó este jueves como fecha límite para que el presidente Volodomir Zelensky responda. Ceder parte del territorio, achicar su Ejército y renunciar a la OTAN son algunos de los puntos que los ucranianos, tanto la población civil como los soldados, ven como una rendición ante Vladimir Putin.

Algunos dicen que el discurso cambiante de Trump, que apenas semanas atrás impuso sanciones al Kremlin y había dicho que estaba abierto a enviar misiles Tomahawks y hoy los acusó de ser desagradecidos, agrega ansiedad a un país ya bajo un estrés máximo por la amenaza existencial de Rusia.

Nadie quiere que la sangre derramada en el conflicto con más muertos en Europa desde la Segunda Guerra Mundial haya sido en vano. El toque de queda sigue vigente de 0 a 5 en esta capital, y la alarma antiaérea ha sonado 1926 veces desde que empezó la guerra según la app que todos usan aquí para recibir alertas. La última vez fue hace apenas dos días.

En una esquina de la plaza Maidan, conocida mundialmente desde las revolución proeuropea de 2013, el memorial donde se recuerda a los soldados caídos con fotos, flores y banderas no para de crecer. Ver las caras de los soldados, algunos de apenas 20 años, ayuda a dar una escala real del drama humano de miles de familia, más allá de la frialdad de las cifras.

Hanna, una profesora de inglés de 61 años, se protege de la lluvia bajo el toldo de un local de croissants y dice que está contenta con cómo el presidente Zelensky está manejando las cosas, pero que el plan de Trump “suena como una capitulación”.

“¿Quiere saber que pienso de su acuerdo? ¿Se acuerda del eslogan que surgió a principios de la guerra por el mensaje de guardias ucranianos a un barco ruso que les pedía rendirse? Go fuck yourself”, dice en perfecto inglés.

Ivan está en la esquina de un McDonald’s tomando un café bajo la lluvia. Tiene 32 años y trabaja para el Ejército haciendo videos para levantar el ánimo a los ucranianos que viven en los territorios ocupados por Rusia. “Este acuerdo de paz solo va a traer más caos y Putin no se va a detener”, opina.

Mykhailo, de unos 53 años, camina junto a su hijo por el parque Schevchenko. Dice que “no está contento con la situación ni con el gobierno”, pero no puede dejar el país porque tiene familia y una empresa textil con 50 empleados. Pero tampoco apoya el plan de paz de 28 puntos.

“Los únicos que pueden decidir cuándo frenar la guerra son los soldados. Ellos son los que están arriesgando la vida en el este; yo solo puedo aportar un poco desde acá”, explica.

Las noticias que llegaban el domingo de Ginebra decían que podía haber cambios. El jefe de gabinete de Zelensky, Andriï Yermak, en el ojo de una tormenta de escándalos, dijo que se lograron “buenos progresos” tras la reunión con Marco Rubio.

Según Bloomberg, Kiev pide junto a sus aliados europeos una garantía de seguridad similar a la cláusula de defensa mutua del artículo 5 de la OTAN y que los activos rusos congelados se utilicen para reconstruir el país. Pero el tiempo corre en un momento crítico para Ucrania.

La plantas de energía eléctrica y de gas del país se convirtieron en uno de los blancos preferidos de Putin, para bajar la moral de la población ante la inminente llegada del invierno. Como herencia soviética, esta ciudad tiene un sistema de calefacción centralizado, así que cuando se corta, se corta para todos. Después de más de tres años algunos han comenzado a instalar generadores. Todos tienen bajada una app de la empresa energética, que avisa como serán los cortes de luz programados del día. Casi nunca tienen más de tres horas de luz, y hay jornadas en que pueden pasar hasta 18 horas a oscuras.

“Tenemos que organizarnos para ver en qué momento cocinar, cuándo lavar la ropa, cuándo ver televisión. Para trabajar también, tenemos que ir cambiando de lugar en lugar cada dos o tres horas para tener luz”, dice Veronika en un restaurante en una plaza en la que un sector de juegos infantiles fue alcanzado por un bombardeo. Pero no se desanima. “Ya estamos acostumbrados a vivir así. Siempre parece que no vamos a poder pasar el invierno, pero al final siempre lo conseguimos”.

Este último año de guerra ha sido el que Kiev ha sufrido más bombardeos; el peor de ellos ocurrió hace apenas semanas. Y la situación en el este del país, en la línea del frente, tampoco es alentadora.

En las últimas semanas Rusia consiguió varios avances. Las tropas de Moscú capturaron más de 15 aldeas en la zona de Zaporiyia desde septiembre, aprovechando el clima y la falta de efectivos ucranianos. Y el estratégico centro logístico de Pokrovsk fue parcialmente tomado por fuerzas rusas. Los comandantes ucranianos dicen que no tienen suficientes soldados para evitar las incursiones.

Ucrania contraatacó este domingo una planta de energía rusa en el área de Moscú, por lo que algunos temían que la racha de días sin ataques en Kiev, considerada por algunos como una posible pausa durante las negociaciones, podía interrumpirse.

El plano político también se presenta complicado. Los ucranianos todavía apoyan el liderazgo de Zelensky y creen que convocar a elecciones en 100 días, uno de los puntos del plan de Trump, solo generará inestabilidad, un escenario que el Kremlin sabe aprovechar. Una de las obsesiones de Putin es conseguir un cambio de gobierno para volver a imponer uno prorruso.

Ahora el gobierno de Kiev está bajo presión por un escándalo de corrupción que involucra a ministros y personas de su entorno. La sensación es que Zelensky enfrenta la encrucijada más difícil de su vida. Cuando se les consulta a los ucranianos que harían en su lugar, pocos se animan a contestar.

”Cuando Zelensky está acorralado, tiende a pasar a la ofensiva", dijo a The New York Times Viktor Shlinchak, director del Instituto de Política Mundial, un grupo de investigación analítica.

El reloj presiona a Zelensky y a toda Ucrania. La notificación de la app marca que en 30 minutos empieza el toque de queda. Es hora de volver a un lugar seguro.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/suena-como-una-capitulacion-en-kiev-el-plan-de-trump-irrita-a-los-ucranianos-que-se-resisten-a-nid23112025/

Volver arriba