“Supe que quería vivir haciendo esto que hago”. La vestuarista detrás de los look de la protagonista de Envidiosa
Deslumbran las combinaciones. Dibuja una nueva silueta. Crea efectos inesperados. Las texturas traman un encuentro no previsto. Romina Giangreco es la estilista detrás de la protagonista de Envidi...
Deslumbran las combinaciones. Dibuja una nueva silueta. Crea efectos inesperados. Las texturas traman un encuentro no previsto. Romina Giangreco es la estilista detrás de la protagonista de Envidiosa, Griselda Siciliani, y de una de las protagonistas de El Eternauta, Carla Peterson.
Nacer cerquita de La Boca debe ser un antídoto frente al blanco y negro. Ese barrio facetado por el pincel de Quinquela y la brocha de los inmigrantes no puede contenerse y derrama sus gamas más allá de sus límites. Algo así debe haber sucedido en Catalinas sur, un barrio pequeño al lado del destino más colorido de la ciudad. Esa impronta se debe haber metido en las venas de Romina Giangreco (42) desde el primer berrinche. Ese baño de cultura autóctona de la vuelta de la esquina la siguió hasta Mataderos, donde se crio y vivió hasta su juventud. Otros colores, otras historias, la misma esencia de pueblo. Hija de padres separados, vivió casi todo ese tiempo con su papá y su hermana. Guarda memorias de los juegos, los primos, el barrio, los abuelos… No sólo conserva a los amigos, sino a su novio, hoy su marido, con quien fueron compañeros del colegio.
Por entonces jugaba a conducir programas y a que era protagonista de novelas. También tuvo su época de imaginarse modelo, pero cuando llegó la edad de elegir qué hacer, se anotó en económicas. No funcionó. Pasó a trabajo social, siempre en la UBA. Un día entró a trabajar en una editorial y descubrió su vocación. “Se me despejó la mente -relata- y supe que quería vivir haciendo esto que hago. Me puse a estudiar todo lo que pude sobre el tema e hice muchas pasantías ad honorem para formarme”.
Inquieta como pocas, no le bastaba un costado de la moda, y dentro del rubro nunca paró de estudiar sobre distintas ramas del arte para bajar esa inspiración a lo que hace.
Cuando aceptó ser asistente de una productora el mundo cambió. De vez en cuando le tocaba trabajar con alguna celebridad y eso creó en ella una especialización como stylist. “De a poco empecé a entender cómo trabajar con artistas y comencé a asesorar a algunas actrices que conocía en las notas -sigue-. Produje sus outfits para eventos, y así comenzó todo”. En paralelo estudiaba asesoramiento de moda, producción y todo curso que encontraba relacionado con lo suyo.
El neófito cree que esta disciplina implica sugerirle a alguien qué ponerse, pero es mucho más que eso. “Es un oficio y como tal mejora y se enriquece con los años, con la experiencia -añade-. No tiene nada que ver recomendar qué ponerte o con tener buen gusto, sino con el talento de descubrir la esencia de otra persona, con la mirada sobre quién es o qué necesita y cómo potenciarlo. Se vincula con la creatividad y el expertise de saber qué es lo mejor para un sujeto y para su personalidad. Cómo yo me dedico a la imagen pública, además se conjuga el arte de diferenciar e iluminar a cada celebridad con propuestas únicas y personalizadas. Mi trabajo es sobre imagen más que sobre ropa. El pelo, el maquillaje, el detalle terminan los looks. Eso es estilismo”.
Una medialuna frente a la vidriera de Tiffany’sComo una Audrey Hepburn posmoderna, Romina se anima a salir de su zona de confort, para abarcar la profesión desde distintos lugares. “Atiendo proyectos tanto de moda y publicidad, como de vestuario de ficción y teatro, imagen o TV en vivo -explica-. Suena a un trabajo parecido, pero todos son distintos. El paso de los años y la madurez también me ayudan a capitalizar los errores, a valorar yo misma mis pequeños y grandes pasos en vez de esperar la valoración externa y a la vez a tener la apertura de seguir aprendiendo para renacer”.
Sus comienzos fueron de incertidumbre generalizada, tenía vocación y ganas pero no experiencia. Recuerda que ni siquiera sabía cobrar por su trabajo. “No tenía contactos ni conocía gente y el mercado era (y es) pequeño, por lo que tuve que hacerme un lugar en cada una de las áreas en las que trabajo -explica Romina-. El mundo editorial era terriblemente cerrado, siempre trabajaban las mismas productoras y yo moría por tener una oportunidad…. Es muy difícil poder ganar la confianza de los editores y de las marcas. Las productoras de moda tenemos la responsabilidad de poder comunicar visualmente una idea, una tendencia, un concepto y a la vez movemos miles de dólares en mercadería para cada trabajo. Es una tarea que necesita la confianza por parte de quienes te contratan”.
El estilismo suele verse como un tema frívolo, pero para Romina es todo lo contrario: es integral. “Veo a la persona -cuenta-, detecto qué necesita, cómo se siente para exponerse, que momento está atravesando, con qué herramientas cuento para trabajar. Estoy en los detalles y transmito la seguridad que necesitan para cada exposición. El vestuario lo veo desde un lugar lúdico, armo y pruebo fórmulas con la flexibilidad de qué puede no funcionar hasta que encontramos lo adecuado. Sigo mucho mi intuición y disfruto de que el otro brille. Nada de frívolo en eso”. Romina no cree en los cambios de imagen exprés, “no los hago y no creo que sean sostenibles en el tiempo -aporta-. Creo los válidos son desde adentro hacia afuera”.
Ha hecho obras de teatro con ropa reciclada porque quería que su vestuario fuera sustentable, ha dedicado editoriales de moda a la temática, y ha hecho estilismo de actrices bajo la premisa de moda circular. “Todo eso me importa, nada lo veo desde lo superficial”, confirma.
Para ella hay mucho de creatividad. “Me considero una artista porque trabajo desde mi imaginación, mi intuición y mi sentir, además de mis conocimientos afirma-. Y sé que el resultado va a provocar algo en el otro.
La estrella de las estrellasGriselda Siciliani hizo toda la campaña de difusión de Envidiosa 1 y 2 con los looks de Giangreco de una manera versátil, lúdica y muy personal. Del mismo modo deslumbró Carla Peterson en el lanzamiento del Eternauta, ambas con una imagen poco tradicional, volcadas a sorprender con los volúmenes, las combinaciones y el juego de siluetas. “Mi rutina es la no rutina -afirma Romina-, eso me encanta de mi trabajo. Puedo estar embarcada en una serie donde tengo que trabajar muchas horas por día o viajar, o bien en un estilismo de alfombra roja donde primero armo la idea y luego programo recorridos de búsqueda y pruebas de vestuario”.
Aún así sus hijos le arman una especie de agenda más estricta. Se reconoce noctámbula, pero cambió sus costumbres desde que tiene chicos en edad escolar. “Hoy mi día se divide entre tener algunas horas para producir: busco productos, armo percheros, gestiono marcas, algunos días me voy al teatro a ver los ensayos de la obra que estoy haciendo, tengo algunas reuniones y armo opciones para próximas pruebas. Voy a buscar a los chicos al colegio y los llevo a la actividad que les toque. Hago equipo con mi marido para sostener la no rutina y que nuestros hijos no se vean afectados. A veces tengo una campaña o una nota que puede ser hasta la noche tarde, o bien puedo tener un día libre. Yo vibro bien en eso”.
Sostiene que su trabajo es sensible porque se basa en la exposición de otro. “En el proceso hay etapas donde veo vulnerabilidad o inseguridad, pero con eso trabajo, con mucha amorosidad y creatividad. Hay empatía, escucha, y sensibilidad. Estoy entrenada para contener, para potenciar, para embellecer y por ende para transmitir confianza para poder avanzar en el cambio o en el proyecto y para sacar lo mejor del otro generando herramientas en cuanto a imagen”.
Desde Soledad Sylveira a Calu Rivero, de Muriel Santa Ana a Julieta Díaz… solo algunas de las figuras que aparecen entre las producciones de su trabajo en su feed de Instagram. Todo con un ingenio difícil de articular: cierto sello de identidad basado en la sorpresa y mucho de personalidad anclado en cada figura. “Soy muy feliz haciendo lo que hago y cada bache lo uso para viajar o escaparme al campo donde me vuelvo a inspirar y empiezo de nuevo”, concluye.