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“Tábula rasa”. Qué quiere decir y cuál es el origen del concepto usado por Manuel Adorni en su discurso como ganador de las elecciones

¿Cómo se cuela en el discurso ganador de un candidato a legislador porteño un término que, en rigor, proviene de tiempos verdaderamente lejanos? “Señores: tábula rasa. Ese es el espíritu d...

“Tábula rasa”. Qué quiere decir y cuál es el origen del concepto usado por Manuel Adorni en su discurso como ganador de las elecciones

¿Cómo se cuela en el discurso ganador de un candidato a legislador porteño un término que, en rigor, proviene de tiempos verdaderamente lejanos? “Señores: tábula rasa. Ese es el espíritu d...

¿Cómo se cuela en el discurso ganador de un candidato a legislador porteño un término que, en rigor, proviene de tiempos verdaderamente lejanos? “Señores: tábula rasa. Ese es el espíritu de La Libertad Avanza: todo aquel que acompañe nuestra agenda es bienvenido”, dijo Manuel Adorni, desde el palco de su bunker, luego de haber vencido en la contienda electoral al resto de los candidatos.

El actual vocero presidencial -como también lo hizo alguna vez el presidente Javier Milei- usa la expresión “tábula rasa” para referir a lo que comúnmente llamamos hacer “borrón y cuenta nueva”. Lo que quiso decir: “Si te unís a nosotros, tu pasado político, sea cual fuera su tendencia, queda olvidado y perimido”. Una oferta tentadora para muchos que, luego de estas elecciones, quedaron fura de competencia y con porcentaje de votos menor que exiguo.

Pero, esta expresión acerca de la “tábula rasa” declarada por Adorni el domingo por la noche en el Hotel Libertador ante decenas de personas tiene un origen que se remonta a miles de años atrás y que también ha formado parte siglos más tarde, de una importante corriente filosófica.

El origen romano de la tábula rasa

Paradójicamente, hay aquí una coincidencia. Mientras los más fanáticos de La Libertad Avanza, integrantes de un grupo autodenominado “las fuerzas del cielo”, remiten a la Antigua Roma y su poderoso imperio para engrandecer la figura de Milei, este término de la tábula rasa proviene del latín, el idioma de aquellos romanos, y significa “tabla o pizarra en blanco” o también, “tabla raspada”.

La tabla o tablilla a la que se hace referencia es un pequeño rectángulo hecho de arcilla o madera que se utilizaba en la antigüedad a modo de anotador para escribir frases o cuentas numéricas mediante algún objeto punzante.

Si bien las primeras tablillas de arcilla con inscripciones halladas datan del año 3000 a.de C. en la Antigua Mesopotamia, se sabe que los romanos utilizaban tablas de madera con una cobertura de cera donde se podía escribir y luego, mediante el calentamiento de la cera, se podía volver a alisar el material para volver a escribir sobre el mismo. De ahí que la expresión remita a una “tabla raspada”.

Es verdad que en la pujante Roma del último siglo Antes de Cristo y los primeros Después de Cristo ya existían otros materiales para escribir -rollos de papiro y pergaminos-, pero en general las tabillas se utilizaban para el estudio en las nacientes instituciones educativas y para diversos trámites. Por ello resultaba práctico que pudieran borrarse y volver a escribirse.

La importancia de borrar la tablilla

En su libro El infinito en un junco, la escritora Irene Vallejo cuenta el uso que se les daba a estas tablas en tiempos del Imperio Romano: “Numerosas actas de nacimiento y documentos de manumisión de esclavos se escribieron en ellas. También sirvieron para las anotaciones personales, la contabilidad doméstica y los apuntes comerciales de pequeños negocios, los archivos, las cartas y las primeras versiones de los poemas que todavía hoy leemos”.

En este interesante libro que habla acerca de la historia de la lectura y la escritura en la antigüedad, Vallejo también cuenta algo un tanto picante, relacionado con la importancia de borrar bien la tablilla: “En su manual erótico El arte de amar (escrito entre el 2 A.C. y el 2 D.C.), Ovidio advierte a los amantes clandestinos que borren con mucho cuidado las frases comprometedoras antes de volver a utilizar una tablilla. Según el poeta, muchas infidelidades se descubrían por descuidos de este tipo. Las ceras antiguas eran, al parecer, tan delatoras como los móviles de hoy... El asunto causó, sin duda, bastantes disgustos a nuestros antepasados de la era predigital”.

Aristóteles, Locke y Adorni

Pero si bien el término referido a la tablilla en blanco nos llegó desde la Antigua Roma, el concepto y el objeto en sí existían desde mucho tiempo antes. Y la filosofía había dado cuenta de ello. Así, Aristóteles, el gran pensador griego, incluye en su tratado Sobre el alma la idea de que la mente, al nacer el humano, es como una entidad en blanco, como una tablilla que aún no ha sido escrita.

Luego, tanto los peripatéticos, seguidores del filósofo griego, como los estoicos retomaron esta la idea de que la mente tiene un estado original de vacío, que luego se va cargando con ideas a través de los sentidos, que conforman el conocimiento.

Muchos años más tarde, en el siglo XVII, la noción de tábula rasa volvería con fuerza al terreno de la filosofía. Esto gracias al empirista británico John Locke. Este autor, que resalta el valor de la experiencia por sobre el de la razón que había guiado a René Descartes, escribió el libro Un ensayo sobre el entendimiento humano.

Allí, el pensador inglés hacía la analogía entre la mente del hombre y una tabla rasa, “un papel blanco, vacío de todo carácter”. No existen ideas innatas para esta corriente. El conocimiento se forma a través de la experiencia, con los eventos que vivimos, que van quedando en la memoria. Poco a poco se va pasando de la tabula rasa a poseer, paulatinamente, un sistema de conocimientos sobre el mundo.

Así, en la noche del domingo en el Hotel Libertador, el candidato a legislador que triunfó en las elecciones legislativas con el 30,13 por ciento de los votos de los porteños paseó, con dos simples palabras -tábula rasa- por el pasado romano de la civilización, la sabiduría de Aristóteles y el planteo empírico de Locke.

Todo ello para concluir con un regreso a la algarabía efímera de los tiempos políticos que corren y cerrar su discurso con un: “¡Viva la libertad, carajo!“.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/tabula-rasa-que-quiere-decir-y-cual-es-el-origen-del-concepto-usado-por-manuel-adorni-en-su-discurso-nid19052025/

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