Generales Escuchar artículo

Todos preferimos pizza, o el fin de la originalidad en la era de la IA

Un comedor popular para inversores del mundo del arte. Máscaras de los popes del arte argentino como si fueran un disfraz. Un auto agujereado, convertido en estudio de grabación. Es una pequeña ...

Todos preferimos pizza, o el fin de la originalidad en la era de la IA

Un comedor popular para inversores del mundo del arte. Máscaras de los popes del arte argentino como si fueran un disfraz. Un auto agujereado, convertido en estudio de grabación. Es una pequeña ...

Un comedor popular para inversores del mundo del arte. Máscaras de los popes del arte argentino como si fueran un disfraz. Un auto agujereado, convertido en estudio de grabación. Es una pequeña muestra de las ideas que se vieron en ArteBA el fin de semana pasado. Son ideas locas, creativas. Pero conviven con otra realidad: el avance de la IA parece estar matando la originalidad.

En un estudio del MIT Media Lab de junio, los investigadores compararon a estudiantes que escribieron ensayos con y sin asistencia de modelos de lenguaje. El análisis de los textos mostró que los usuarios de IA producían ensayos más parecidos entre sí —con patrones repetidos en vocabulario y estructura— mientras que los que trabajaron sin asistencia lograban mayor diversidad.

El análisis de los textos mostró que los usuarios de IA producían ensayos más parecidos entre sí —con patrones repetidos en vocabulario y estructura— mientras que los que trabajaron sin asistencia lograban mayor diversidad

La diferencia no fue solo estilística: los electroencefalogramas de los estudiantes revelaron que quienes escribían sin herramientas mostraban redes cerebrales más activas y distribuidas, con más conexiones. En síntesis: la comodidad de ChatGPT se pagó con uniformidad.

Lo curioso es que el género de los ensayos escolares, en el sistema educativo anglosajón, está pensado para generar diversidad. Los alumnos reciben preguntas amplias y con algún grado de polémica, que los obligan a argumentar. En el estudio de MIT, una de las consignas pedía explicar qué hace verdaderamente felices a las personas. Las respuestas creadas con IA coincidieron en priorizar la carrera profesional sobre otros factores. Otra consigna era sobre la obligación que pueden tener los más afortunados en la sociedad de ayudar a los menos afortunados. Las respuestas asistidas por ChatGPT fueron todas favorables a la filantropía. Los humanos solos, en cambio, tuvieron opiniones a favor y en contra de esa posible obligación moral.

Si las herramientas de inteligencia artificial nos llevan a todos a pensar y escribir lo mismo, las ideas que logren salirse de ese molde serán más valoradas que nunca

Otro estudio aún más inquietante, publicado en abril por la universidad de Cornell, le pidió a 118 participantes en India y Estados Unidos que respondieran preguntas personales como cuál era su comida favorita o qué festividad les gustaba más. De nuevo, algunos participantes fueron asistidos por una IA que les daba sugerencias, y otros no. En este caso, quienes usaron IA convergieron hacia las mismas respuestas. La pizza rankeó muy alto, lo mismo que la navidad, tanto entre indios como entre estadounidenses. En este caso la homogeneidad parece borrar las diferencias culturales.

Podría parecer una mala noticia, una señal del declive cultural que nos espera en la era de la IA. Pero puede que sea todo lo contrario. Si las herramientas de inteligencia artificial nos llevan a todos a pensar y escribir lo mismo, las ideas que logren salirse de ese molde serán más valoradas que nunca. Ahí hay un arma secreta; un mecanismo de supervivencia para los humanos creativos.

Por supuesto, la IA también puede usar esas armas. Otro trabajo del MIT, pero en el área de economía, estudió el efecto de la IA en una empresa que investiga y desarrolla nuevos materiales. En ese caso, la asistencia de IA incrementó un 44 por ciento la cantidad de materiales descubiertos, lo que redundó en un 39 por ciento más de patentes. Los humanos fueron sobrepasados por la máquina en la creatividad para encontrar nuevos materiales, pero fueron mejores que ella para decidir cuál de las ideas merecía pasar a producción para buscar una patente. Es decir, los humanos brillaron más por su criterio que por su creatividad.

Los participantes no celebraron esta victoria. Al contrario, en encuestas posteriores, dijeron que la parte creativa de su trabajo era la que más los divertía y menos querían tercerizar a la IA. Parece que la idea misma de creatividad cambiará mucho en estos años, y los humanos tendremos que encontrar nuestro lugar en el nuevo ecosistema.

La autora es directora de Sociopúblico

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/todos-preferimos-pizza-o-el-fin-de-la-originalidad-en-la-era-de-la-ia-nid07092025/

Volver arriba