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¿“Traición” o “desafío único”? La razón de fondo que movilizó a Russo para volver a Boca a punto de cumplir 70

“Había algo dentro mío que me decía que en algún momento iba a volver” / “En Boca todo es poco. Y, al mismo tiempo, tengo en claro que una hormiga es un elefante” / “En 2007 llegué a...

¿“Traición” o “desafío único”? La razón de fondo que movilizó a Russo para volver a Boca a punto de cumplir 70

“Había algo dentro mío que me decía que en algún momento iba a volver” / “En Boca todo es poco. Y, al mismo tiempo, tengo en claro que una hormiga es un elefante” / “En 2007 llegué a...

“Había algo dentro mío que me decía que en algún momento iba a volver” / “En Boca todo es poco. Y, al mismo tiempo, tengo en claro que una hormiga es un elefante” / “En 2007 llegué a Boca y me hablaban de urgencias”. Estas declaraciones tranquilamente podrían repetirse cuando en las próximas horas la entidad de la Ribera presente a Miguel Ángel Russo, el nuevo DT elegido por Juan Román Riquelme tras el muy corto ciclo de Fernando Gago y un interinato de Mariano Herrón (también) efímero.

Hay algo que une a Russo con Gago. A ambos los despidieron de Boca luego de un partido que perdieron y en el que usaron tres defensores. El último partido del extécnico (que volverá a asumir ahora) en su segunda etapa en la Ribera había sido el 15 de agosto de 2021, en la derrota ante Estudiantes, en La Plata, por 1-0. Ese día, Boca salió a jugar 3-5-2 con Rossi; Zambrano, Izquierdoz y Marcos Rojo; Advíncula, Diego González, Esteban Rolón, Juan Ramírez y Fabra; Pavón y Briasco.

El caso reciente de Gago en el superclásico con River tiene los recuerdos más frescos, el 27 de abril pasado: un 5-3-2 con Marchesin; Advíncula, Rodrigo Battaglia, Marcos Rojo y Lautaro Blanco; Tomás Belmonte, Milton Delgado y Kevin Zenón; Carlos Palacios y Miguel Merentiel. Las formas en la que Boca perdió (más allá del 1-2) fueron la que impulsaron al Consejo de Fútbol para el punto final, dejaron sin efecto un contrato con el ex5 que vencía recién en diciembre de 2026.

El último partido de Russo en su segundo ciclo en Boca

Apenas menos de un mes antes de que Russo finalizara su segundo ciclo como DT de Boca (se había sentado en la mesa de los grandes entrenadores del club junto con Carlos Bianchi y Juan Carlos Lorenzo, por la Copa Libertadores 2007), Miguel veía cómo su equipo era perjudicado por fallos arbitrales en la llave ante Atlético Mineiro, tanto en Buenos Aires como en Belo Horizonte, por los octavos de final de la Libertadores 2021. En la ida ante el conjunto brasileño, Russo había dispuesto jugar 4-3-3 con Rossi; Weigandt, Izquierdoz, Rojo y Sández; Cristian Medina, Rolón y Diego González; Pavón, Briasco y Sebastián Villa. El gol anulado al Pulpo González en la Bombonera, más el tanto anulado a Weigandt en la vuelta dejaron a Russo con una bronca interna, mucho más de una mueca de frustración.

Los nombres no son casualidad. Son la clave, la llave que destrabó la “traición” o el “desafío único” (según el lado donde se lo mire) para este nuevo regreso de Russo a Boca. En ese primer partido ante Atlético Mineiro, luego ingresaron Nicolás Orsini (ahora en Platense) por Medina y Alan Varela por Diego González. Había hecho apenas dos cambios. ¿Quiénes estaban además en el banco de suplentes? Javier García, Carlos Zambrano, Lisandro López y Jorman Campuzano, futbolistas con recorrido pero que ya venían en baja y después todos chicos de las inferiores que estaban haciendo sus primeras armas en la primera: Aaron Molinas, Gonzalo Maroni, Agustín Obando, Exequiel Zeballos y Luis Vázquez, el centrodelantero que luego terminó teniendo protagonismo en el ciclo de Sebastián Battaglia.

Ahora la mesa que le está ofreciendo Riquelme desde las cualidades del plantel a heredar son bastante diferentes. En aquel Boca 2021 ya Kichán Pavón, el futbolista más valuado por esos meses, estaba en flojo nivel, se había despegado de esos rendimientos que lo habían impulsado con Guillermo Barros Schelotto como DT a firmar una cláusula de venta con los dirigentes de 50.000.000 de dólares y a integrar el plantel de la selección que fue con Jorge Sampaoli al Mundial de Rusia 2018.

Russo levantó la cabeza desde el Nuevo Gasómetro y, ante el nuevo llamado de Riquelme, miró a la Bombonera y pensó: “Ahora es otra cosa”. Y viajó mentalmente a la comparación con el plantel con el que le tocó pelear esa última Copa Libertadores. Sólo por dar un ejemplo, en aquel certamen debió improvisar con Norberto Briasco como centrodelantero; ahora en esa posición tiene a tres que le ofrecen (siempre y cuando estén bien desde lo físico), otro peso: Cavani, Merentiel y Milton Giménez. A punto de cumplir 70 años, no lo dudó: “A Boca siempre es difícil decirle que no”, reconoció encima más de una vez.

El festejo de Russo tras el gol de Tevez en 2020

El DT campeón con Vélez, Rosario Central y Millonarios de Colombia, y que además es muy querido en Estudiantes, siente que en el torneo Apertura 2025 llevó a San Lorenzo incluso más allá de lo que los propios dirigentes, jugadores e hinchas pensaban de antemano. En plena crisis institucional y futbolística, terminó perdiendo la semifinal con Platense (0-1) sobre el final en el Nuevo Gasómetro. Antes del encuentro fue aplaudido desde las tribunas, aunque luego fue entendible que los hinchas del Ciclón se sientan “traicionados” y los dirigentes pretendan hacer valer los meses de contrato restantes que le habían firmado.

San Lorenzo fue un equipo con un gran corazón, pero al que le faltó vuelo ofensivo y, sobre todo, capacidad de gol. Lo que pudo hacer el DT es convencerlos de pelear tocando piezas clave que por ahí en otro contexto no habrían estado para demostrar el sacrificio grupal brindado.

A Russo el fútbol le da vida. Aquella vez, la segunda etapa en Boca, le llegó en un momento en donde su carrera venía en baja luego de sus flojos pasos por Alianza Lima y Cerro Porteño. Su llegada (reemplazó a Gustavo Alfaro) le dio al equipo xeneize la paz interna en el vestuario y el relanzamiento ofensivo para terminar arrebatándole a River el título en la última fecha en 2020.

Ahora Russo llega en alza: viene de ser campeón con Rosario Central y de hacer un buen trabajo en San Lorenzo. El entrenador no solo recibirá un plantel bastante mejor al que había dejado la última vez (con Gago, Riquelme hizo su mejor libro de pases de la gestión como dirigente en el verano pasado), sino que -con la mira en el Mundial de Clubes- el presidente está dispuesto a potenciarlo más con la llegada de un wing derecho, un defensor central zurdo y un volante central.

"Siempre viví desafiando. Si salí campeón hace dos meses, ahora quiero salir campeón otra vez. Me enojo cuando no gano", había dicho en una entrevista con TyC Sports. Y el ejemplo estuvo en cómo se cruzó con Mainero y otros jugadores de Platense que estaban en el banco de suplentes sobre el final del partido, en medio de los reclamos por algún fallo arbitral menor. A meses de cumplir 70 años, Russo se volvió a entusiasmar con Marchesin, Cavani, Merentiel, Zenón (¿con recuperar de una vez por todas a Rojo?, los futbolistas de experiencia con los que cuenta y la posibilidad de recuperar y terminar de relanzar a Alan Velasco, el refuerzo por el que Boca pagó diez millones de dólares o el Changuito Zeballos (que ahora ya suma 111 partidos con la camiseta azul yo oro). O los refuerzos que también pueda sumar.

En el técnico que lleva más de 1000 partidos dirigidos no influyó la “traición” al Ciclón (porque él entiende que, de todas maneras, se iba a ir luego del Apertura) ni el “desafío único” del próximo Mundial de Clubes versión 2025. Ni el dinero que ganó en su carrera o podría seguir ganando. El abanico es más amplio para poder ofrecer soluciones en un Boca en crisis y además quiere sacar chapa de ser el último DT en eliminar con Boca al River de Marcelo Gallardo. El punto está en los nombres, son la clave. Todo DT necesita de jerarquía y material para armar equipos fuertes que sean protagonistas, aunque cabe remarcar que los ejemplos de Huracán y Platense (finalistas del próximo domingo) también exigen a recurrir a la creatividad y el ingenio.

Luego del empate con Universitario, por la Copa Libertadores, Gallardo había dicho con respecto al Mundial de Clubes: “No me gusta la palabra, competir; el objetivo va a ser medirnos. Las posibilidades que tengamos dependerán de cómo funcione el equipo. Yo no quiero ir a ver qué pasa, eso no está en mi esencia. Después, si nos toca perder porque el rival hizo más méritos, bueno, nos ha pasado… pero no hay equipos de esos que digas ‘no hay ninguna posibilidad”. Russo piensa lo mismo, el DT que sigue muy activo en los entrenamientos. No participa de todos los trabajos, pero está en el círculo central y da indicaciones, de un lado para el otro. Escucha a los colaboradores, pero las resoluciones finales de fondo (o las de un simple cambio) terminan siendo suyas. A su manera, el “son decisiones” le dijo que sí a su tercera etapa en Boca porque se sigue alimentando de la adrenalina que lo impulsó a dirigir por primera vez, allá por la temporada 1989-90.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/traicion-o-desafio-unico-la-razon-de-fondo-que-movilizo-a-russo-para-volver-a-boca-a-punto-de-nid30052025/

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