Trece años después de la expropiación, Repsol y los Eskenazi esperan en España para cobrar millones en el caso YPF
La sombra naranja que proyecta Repsol podría volver a impactar en el debate financiero de la Argentina. Ausente desde hace más de una década del país, cuando cobró la indemnización por la exp...
La sombra naranja que proyecta Repsol podría volver a impactar en el debate financiero de la Argentina. Ausente desde hace más de una década del país, cuando cobró la indemnización por la expropiación del 51% de las acciones de YPF, de confirmarse el caso que se tramita en Nueva York, la petrolera española podría volver a sonreír gracias a la billetera argentina.
Detrás de los españoles expropiados, están sus exsocios, los especialistas en mercados regulados que alguna vez fueron el Grupo Petersen, el nombre comercial de la familia Eskenazi. Ahora, ¿cómo puede ser que dos viejos actores de la Argentina embolsen una millonada? Pues, hay que ir a Madrid, puntualmente a un juzgado comercial, para entender el asunto.
Todo se remonta a 2008, cuando el grupo argentino compra el 25% de YPF con muy poco dinero. En realidad, y pasa ser preciso, puso de su bolsillo US$80 millones que aportó una empresa de los Eskenazi basada en Australia que era la controlante de dos sociedades españolas. Aquel aporte, que también tenía una garantía que no se conoce, fue el único desembolso.
Desde Australia, como se apuntó, colgaban aquellas dos empresas, Petersen Energía SAU y Petersen Energía Inversora SAU, que fueron el vehículo de inversión en YPF. Un párrafo aparte: la nacionalización de YPF tenía como vehículo una sociedad de Oceanía. Canguros petroleros.
Esas dos firmas europeas fueron las que contrajeron las deudas con un pool de bancos y con la misma vendedora, Repsol. Estas compañías eran las dueñas de las acciones de la petrolera, así como también de la deuda que el grupo tomó para comprarlas.
Cuando YPF dejó de pagar dividendos post expropiación, la familia Eskenazi no pagó más su deuda y lo que vino fue el concurso en España. En ese proceso se nombró un síndico que manejó la quiebra y controló el proceso. Fue el síndico el que ubicó ese derecho a hacer juicio, además de las acciones de YPF que tenía la compañía y que nunca fueron expropiadas. Así surgió la posibilidad de un pleito en Nueva York contra el Estado argentino por no haber acatado los estatutos de YPF ante el cambio de control que se dio en la sociedad cuando se nacionalizó.
Las acciones se vendieron para pagar parte de la deuda y los bancos cobraron gran parte de sus créditos. En el caso de los derechos litigiosos, Burford se los quedó a cambio de US$15 millones, el comando del litigio y un 30% de lo producido para la quiebra.
En este punto es donde hay que mirar el proceso y listar quiénes verificaron sus créditos. Para empezar con un primer importe, de acuerdo al análisis de los montos verificados en la quiebra que se tramita en España, el pasivo verificado total en ambas quiebras asciende a US$2116 millones de dólares, de acuerdo a lo que surge de convertir el importe en euros a dólares al tipo de cambio actual.
Ahora bien, ese monto se verificó en 2013, es decir, hay que sumar la actualización de 12 años que sucedieron desde entonces.
En Petersen Energía, el total verificado de deudas asciende a US$1147 millones. Por lejos, Repsol es el principal acreedor, con US$1131 millones. Esta suma corresponde al famoso crédito que la petrolera española le concedió a los Eskenazi y que se iba apagar con dividendos de la empresa comprada, YPF.
Otros acreedores relevantes, aunque con cifras considerablemente menores, incluyen a Credit Suisse International, con US$7,74 millones, vinculado a “gastos incurridos como agente operación del crédito. Entidades bancarias como BNP Paribas (US$2,1 millones), Goldman Sachs International Bank (US$1,8 millones), Banco Itaú BBA International Limited (US$$2,8 millones) y Natixis, con US$748.081, son otros de los acreedores.
Hay además, dos conceptos más. El HSBC (US$375.300) y Merrill Lynch International (US$461.474) completan la lista de acreedores con montos significativos en la quiebra de Petersen Energía.
En la otra sociedad, Petersen Inversora, el pasivo verificado en 2013 llega a US$968 millones y, en este proceso, Repsol también emerge como el principal acreedor. Acá aparecen conceptos como, por caso, “capital por préstamo para adquisición del 10%” (US$566 millones); intereses por préstamo (US$8,3 millones) y otro monto pequeño por reembolso por algunos contratos de garantía.
Entre los bancos con mayores montos por contratos de crédito de 2011 se destacan el Banco Santander, con US$83,3 millones, el Banco Itaú BBA International Limited (US$64,3 millones) y el Credit Suisse AG New York Branch, que acreditó US$103 millones.
El Citibank España, Bradesco, Santander Nueva York, BNP Paribas y Standard Bank pretenden cobrar, entre todos, US$96,7 millones.
De regreso a Nueva York, aquel expediente de los US$16.100 tiene una porción que regresará a la quiebra. Este listado de bancos espera ansioso que se termine el pleito, a los que se suma Repsol, que se llevará varios miles de millones de dólares. Si sobra, pues recién deberá levantar la mano el Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, especialistas en mercados regulados.