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Un ciclo que redescubre a Mirtha Legrand en versión hollywoodense

Comenzó en el cine como soñadora, ingenua y pícara, y culminó su carrera cinematográfica como una actriz de sólidos matices que fue consolidando una presencia en la pantalla grande que evoluc...

Un ciclo que redescubre a Mirtha Legrand en versión hollywoodense

Comenzó en el cine como soñadora, ingenua y pícara, y culminó su carrera cinematográfica como una actriz de sólidos matices que fue consolidando una presencia en la pantalla grande que evoluc...

Comenzó en el cine como soñadora, ingenua y pícara, y culminó su carrera cinematográfica como una actriz de sólidos matices que fue consolidando una presencia en la pantalla grande que evolucionó hacia roles más comprometidos que la convirtieron en una intérprete integral.

Se retiró del cine (¿hasta ahora?) hace exactos sesenta años, y cuando habían transcurrido tan solo poco más de dos décadas de su debut en un protagónico a cuya glamorosa avant-premiere llegó en tranvía y volvió a su casa en Cadillac. Pero además, siendo una estrella, luego brilló en otros horizontes como el teatro y, huelga decirlo, la televisión pero nunca dejó de ser una aclamada figura con un récord personal que debe remarcarse porque nadie logró en la historia del espectáculo argentino un éxito tan contundente y además tan perdurable.

Pero siempre, y para siempre, Mirtha Legrand será la gran estrella del cine argentino. Así lo han comprendido los organizadores de Mirtha Legrand: la diva total, que durante Julio desarrollará funciones en el Malba y en el Museo del Cine porteño y que es un impactante repaso por buena parte de su filmografía, aquella que desde un comienzo generaba aglomeraciones y admiración en la búsqueda de un autógrafo en la lejana década del ’40 y hoy continúa con la misma exaltación en el afán de conseguir una selfie. Pero Mirtha, “Chiquita” o “La Legrand”, no es sólo una diva porque supo aquilatar esa imagen de sofisticación con una cercanía popular que envidiarían muchos jugadores de futbol o cantantes de rock. Su rostro clausura además los tiempos en los que al cine argentino se lo define con la frase “la época de oro”, tanto por su éxito, su relevancia internacional y figuras, siendo Mirtha una de las fundamentales.

Todo había comenzado en 1940 cuando, un año después de su hermana Silvia, fuera elegida “Reina del Carnaval” en los multitudinarios corsos de Avenida de Mayo con catorce años. Seguidamente un concurso organizado por el periodista y fundador de El heraldo del cine, Chas de Cruz, le brinda el éxito inmediato a las hermanas en Radio Belgrano y antes de cumplir quince, Mirtha ya tiene filmadas seis películas donde en cuatro es protagonista y además, una estrella.

Rosa María Martínez Suárez ya es Mirtha Legrand y con Los martes, orquídeas se convierte en la revelación del cine argentino. Este título bisagra no está en el ciclo, pero sí el simpático cameo con las mellizas Legrand en una gran película de Nini Marshall como es Hay que educar a Niní, y que fue el mismo comienzo de ellas en el cine nacional. Soñar no cuesta nada, ambas con dirección de Luis César Amadori se integra a esos inicios y donde las Legrand participan del juego de sustitución de identidades y que llevó a decir a Roland, el más eminente crítico de la época, en el diario Crítica que esta película se parecía a “las buenas comedias de Hollywood”.

Las películas de este ciclo no se presentan de manera cronológica lo que permite ver los cambios de papeles y roles que Mirtha encaró en el devenir del tiempo. Así el jueves se inicia el ciclo en el Malba con El pendiente, de León Klimovsky (a las 19) y Safo, de Carlos Hugo Christensen (a las 21), y el viernes será el turno de Soñar no cuesta nada, de Luis César Amadori (a las 18), y Esposa último modelo, de Carlos Schlieper (22.15), el domingo: Con gusto a rabia, de Fernando Ayala (a las 18, museo del cine); Treinta segundos de amor, de Luis Mottura (a las 20) y Vidalita, de Luis Saslavsky (a las 22), estas últimas en el Malba.

El film de Klimovsky adapta un relato de William Irish donde Mirtha brilla como Hilda en una trama llena de suspenso que incluye la joya del título, un chantaje y asesinato. En Safo, el primer film erótico argentino, el protagónico es de Mecha Ortiz pero Mirtha es Irene Benavidez, inolvidable como la ingenua pero también por su relevancia que llevó a la productora a emitir un comunicado que expresaba: “Lumiton agradece a la actriz Mirtha Legrand la gentileza de haber aceptado el breve papel de Irene”. Soñar no cuesta nada, Esposa último modelo y Treinta segundos de amor se afirman en la comedia brillante y en grandes partenaires como Francisco Álvarez, Ángel Magaña y Roberto Escalada, Dos grandes trabajos son el drama policial dirigido por Fernando Ayala, donde comparte el protagónico con su adorado Alfredo Alcón y cuya trama toma como referencia el asalto que sucedió en el Policlínico Bancario en 1963 y Vidalita, la comedia donde la joven huérfana que compone Mirtha para hacerse cargo del campo de su abuelo se disfraza de gaucho. Pero claro, igual aparece siempre un enamorado que complica la cuestión.

El sábado 12 el Museo del Cine presenta La cigarra no es un bicho (a las 18), en tanto el domingo 13 será el turno de La patota, de Daniel Tinayre (a las 16, Museo del Cine) y El amor nunca muere, de Luis César Amadori (a las 22, Malba). La primera, ambientada en un hotel alojamiento adonde llega la cuarentena por un caso de peste bubónica que sorprende a los ocasionales huéspedes fue un descomunal éxito de Daniel Tinayre que reunió a un reparto extraordinario e inauguró las películas ambientadas en habitaciones de ocasión.

Trece estrellas que sólo podían presentarse por orden alfabético: María Antinea, Amelia Bence, José Cibrián, Elsa Daniel, Narciso Ibañez Menta, Mirtha Legrand, Angel Magaña, Malvina Pastorino, Luis Sandrini, Enrique Serrano, Teresa Blasco, Guillermo Bredeston y Diana Ingro. Tinayre también la enmarca en uno de sus más célebres trabajos y gran clásico del cine que mereció la remake de Santiago Mitre: La Patota, donde Mirtha se luce en un rol comprometido, ya entonces la Paulina de Mirtha era señalada como un antes y un después: “A su frente, y logrando uno de sus trabajos más significativos, lo cual establece, dada ya la alta dimensión de su valiosa tarea, revista Mirtha Legrand (…) llena su cometido en lo externo y lo interior de esa criatura noble, cuyo enfrentamiento con la vida se determina por circunstancias ciertamente dramáticas”, dijo la prensa de entonces remarcando su tono excepcional. En el amor nunca muere, un medallón hilvana tres historias llevadas a través del tiempo por tres rostros indubitables del cine argentino: Zully Moreno, Mirtha Legrand y Tita Merello. Fue el debut de Alfredo Alcón en el cine y el episodio presenta a una humilde empleada que asume en una fiesta el rol de una gran dama y conoce a un millonario que cree que no volverá a ver aunque el corazón de ambos diga otra cosa.

La semana siguiente exhibe Como tu lo soñaste (jueves 17, 21hs, Malba) del cual La Nación dijo en su estreno: “Calidad y sugestión, fiel interpretación directtiva del drama mismo”, la lente de Lucas Demare; Adolescencia (viernes 18, a las 18, Malba) donde brilla nuevamente en la comedia sobre la primera novia y el primer amor; Su Susana de Pomarell brilla en esta adaptación que el español Benito Perojo hizo de la opereta Die keusche Susanne de Paul Misraki y de la obra teatral Le fils a papa para La casta Susana (viernes 18, a las 22.15, Malba) donde la cantante Elsa Marval dobló a Mirtha; Pasaporte a Río (sábado 19, a las 18, Museo del Cine), con el toque policial y un look que la convirtió en la Veronica Lake de nuestro cine junto al gran Arturo de Córdova, y el domingo 20: Hay que educar a Nini (a las 18, Museo del Cine) y Bajo un mismo rostro (a las 20, Malba), donde Tinayre lleva a la pantalla la adaptación que Silvina Bullrich hizo de Les fills de joie de Guy des Cars y Mirtha y Silvia son dos hermanas separadas con vidas distintas, una se convierte en monja y la otra en prostituta.

Claro de Luna (jueves 24, a las 19 Malba), nuevamente con mellizas en enredos; La doctora quiere tangos (jueves 24, a las 21, Malba), donde la acompaña Mariano Mores; Un beso en la nuca (viernes 25, a las 18, Malba), una comedia sobre la infidelidad donde como dulce venganza aparece la amnesia; y compitiendo consigo misma Cinco besos (también a las 18, pero en el Museo del Cine), otra genialidad de Saslavsky con la hija de una cocinera que es corista y riñe por el amor de un “chansonier” y luego de un millonario; El viaje (viernes 25, a las 22.15, Malba) con una Mirtha que va de la comedia al drama. La pequeña señora de Pérez (sábado 26, a las 18, Museo del Cine), por la que gana el Cóndor de la Academia de Cine y compone un duo memorable con Juan Carlos Thorry que lleva a un éxito, a una segunda parte y también a una remake mexicana, y el domingo 27: La vendedora de fantasías (a las 18, Museo del Cine), una comedia filmada en parte en Harrod’s de la calle Florida junto a Alberto Closas y En la ardiente oscuridad (a las 22, Malba), otro de sus grandes papeles dramáticos en esta fotográficamente impecable mirada de Tinayre al mundo de los ciegos y al amor donde Lautaro Murúa y Duilio Marzio completan los protagónicos para un trabajo de excepción.

El ciclo finaliza los primeros días de Agosto con la exhibición de Mi novia es un fantasma; Sábado a la noche, cine (donde es un cameo, pero brillante como pocos), y una nueva función de Claro de luna. Lo que es claro que no finaliza la admiración por Mirtha pero este recorrido por buena parte de su cine permite aquilatar porque es realmente una leyenda.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/un-ciclo-que-redescubre-a-mirtha-legrand-en-version-hollywoodense-nid08072025/

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