Un plato que se come caliente
“La compañía en prisión es mala. La comida en prisión es peor”. Desde la cárcel, Dorothy Daniels, una mujer de 51 años bautizada por los medios como “la MILF asesina”, “la crítica ...
“La compañía en prisión es mala. La comida en prisión es peor”. Desde la cárcel, Dorothy Daniels, una mujer de 51 años bautizada por los medios como “la MILF asesina”, “la crítica gastronómica carnicera” o “la ninfómana sangrienta”, recuerda los episodios que la llevaron hasta ahí, sazonados por su sangre fría y su apetito incontenible por la carne… humana. Ella es la protagonista de Un hambre insaciable, la novela de la periodista neoyorquina Chelsea G. Summers que acaba de publicarse acá y que confirma la cocción lenta de un género: el policial foodie.
“Para una mujer no es fácil matar a un hombre”, dice Dorothy, un personaje inolvidable que fue comparado con Patrick Bateman, el yuppie asesino de Psicópata americano
Hannibal Lecter estaría satisfecho. ¿Bien cocido, a punto o jugoso? Si es cierto que el muy carnívoro a veces disfruta un corte de carne más por su sabor que por su ternura, las partes blandas de un joven amante pueden ser la perdición para Dorothy, que ama el sexo casi tanto como el bife de nalga. Jugoso. La novela de Summers desborda humor negro y erudición culinaria. Aquí se citan al cocinero inglés Gordon Ramsay o al gastrónomo francés Jean Anthelme Brillat-Savarin, el que dijo que “el descubrimiento de un nuevo plato es más valioso para la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella”. Los capítulos están titulados con ingredientes, comidas o bebidas, como “Papas fritas”, “Bistec” o “Pancho”, y ahí donde la autora describa una receta también denunciará el esnobismo del foodie típico, una clase de persona para la que un cocinero cualquiera vale más que Ptolomeo.
En Un hambre insaciable, la hembra es voraz y el hombre, un hueso duro de roer. “Para una mujer no es fácil matar a un hombre”, dice Dorothy, un personaje inolvidable que fue comparado con Patrick Bateman, el yuppie asesino de Psicópata americano (y Summers, con una versión mujeril de Bret Easton Ellis). La crítica gastronómica carnicera reclama igualdad de género también en las páginas policiales y los manuales de diagnósticos psiquiátricos. “No es que las psicópatas no existan: es que disimulamos mejor que los hombres”, asegura Dorothy, que desconfía de las estadísticas y enumera a otras antes que ella, como la condesa húngara Erzsébet Báthory, que mató a cientos de personas a fines del siglo XVI, o la chilena La Quintrala, un modelo legendario de crueldad para sus sirvientes y esclavos.
La crítica gastronómica carnicera reclama igualdad de género también en las páginas policiales y los manuales de diagnósticos psiquiátricos
Es que incluso las psicópatas están tocadas por “el largo y frívolo brazo de las expectativas femeninas” y Dorothy, un ejemplo de profesional independiente que vive en Manhattan, viaja a Europa y come en los mejores restaurantes del mundo, lucha contra el “techo de cristal” cuando reclama una inclusión en el canon de las mujeres asesinas. Los recuerdos de sus crímenes incluyen detalles inconvenientes para los estómagos débiles y aunque yo le escape al lugar común como a un plato de sopa fría, no encuentro algo mejor que decir: esta novela es deliciosa.
Fábula moral y vulgata feminista, Un hambre insaciable presenta a una psicópata americana que merece nuevas aventuras. En este festín diabólico, la antiheroína goza de un apetito lúcido y una inteligencia voraz que pueden saciarse con un plato tan natural como un hígado humano o ultraprocesado como una hamburguesa. “Ser mujer es algo tan prefabricado, maquinal, desangelado y miserablemente capitalista como una Big Mac”, concluye Dorothy: “No importa que sea auténtica. Lo único que importa es que esté buena”.
ABCA.El canibalismo fue tratado varias veces para ejemplificar fábulas morales como en Una modesta proposición, de Jonathan Swift, o la saga de Hannibal Lecter.
B.La periodista neoyorquina Chelsea G. Summers creó a Dorothy Daniels, una crítica gastronómica con predilección por la carne humana.
C.En la novela Un hambre insaciable, la asesina serial ironiza sobre la superficialidad del consumo cultural y la vanidad del mundo foodie.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/un-plato-que-se-come-caliente-nid31082025/