Un viaje al norte sin salir de Buenos Aires: el restaurante del sobrino de Mercedes Sosa que honra sus raíces
Buenos Aires tiene mucho para ofrecer...
Buenos Aires tiene mucho para ofrecer, especialmente para disfrutar los fines de semana y, por qué no, el próximo feriado del miércoles 9 de Julio. Sin embargo, poco se conoce sobre esos rincones que proponen experiencias innovadoras, donde es posible encontrarse con sabores, paisajes y costumbres de distintos puntos del país sin salir de la Provincia. Uno de esos lugares es el restaurante de Claudio, el sobrino de la recordada Mercedes Sosa, un espacio en el que el norte argentino se hace presente con fuerza a través de su gastronomía, su música y su calidez. Y lo mejor de todo: se encuentra a solo 58 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en Pilar, lo que lo convierte en una escapada ideal y accesible para quienes buscan reconectar con las raíces del interior desde Buenos Aires.
Claudio no solo heredó el apellido de Mercedes Sosa, sino también su voz, su cultura y un profundo respeto por las tradiciones del norte argentino. Desde muy joven supo que llevar ese legado implicaba mucho más que un simple vínculo familiar: era una forma de mantener viva una historia marcada por la música, la memoria y el amor por la tierra. Movido por ese sentimiento y con el deseo de compartir todo aquello que lo formó, decidió crear La Tucumanita, un espacio donde cada detalle refleja esa herencia. Así nació este restaurante, un rincón en el que los sabores típicos, los sonidos y los recuerdos del norte se entrelazan para ofrecer mucho más que una comida.
Ladrillos centenarios constituyen las paredes de una vieja casona construida allá por 1860 donde hoy funciona La Tucumanita. Apenas se cruza la puerta, el aire cambia: el aroma a comida casera se mezcla con sonidos suaves de folklore y la calidez del norte se hace presente en cada rincón. Fotografías antiguas, instrumentos colgados y detalles que remiten a la tierra tucumana convierten al espacio en un refugio que invita a quedarse. No es solo un restaurante, es una casa con historia, donde cada objeto parece tener algo para contar y donde el pasado se siente vivo.
En diálogo con LA NACION, Claudio Sosa contó: “La Tucumanita Pilar nace en el 2006 como un proyecto familiar en esta casona de 1860. Decimos que es la unión de varias familias tradicionales: los López, los Vergani y los Villamayor, todos de Pilar, que a través de generaciones habitaron este lugar. También están las familias Sosa y Lazarte, esta última de Tucumán, marcada por la historia de Mercedes Sosa y su legado cultural. Llevamos 19 años cocinando. Esto es también el desprendimiento de un negocio de empanadas nacido en la ciudad de Monteros, Tucumán, en la década del 80 cuando mis padres hacían en un horno de barro empanadas de mondongo, carne y pollo”.
La idea de crear La Tucumanita no surgió de un día para el otro. Claudio gestó este proyecto durante mucho tiempo, movido por el deseo de rendir homenaje a sus raíces y de compartir con otros aquello que para él siempre fue cotidiano: la música, los sabores y la calidez del norte. Cada decisión, desde el nombre hasta los platos que se sirven, tiene un motivo y está atravesada por su historia personal y familiar.
Sabores del norte, recetas con historia y una cocina que busca despertar recuerdos en cada platoLa carta de La Tucumanita es un viaje directo al corazón del norte argentino. Empanadas jugosas con masa casera, humita, tamales bien rellenos y locro son solo algunos de los platos que se ofrecen y que, más que una comida, representan una historia que viene de lejos. Cada receta está pensada con respeto por la tradición y se utilizan ingredientes auténticos y técnicas heredadas, muchas de ellas inspiradas en los sabores que Claudio probaba de chico en la cocina familiar. Además de los clásicos, hay opciones que sorprenden, siempre en la búsqueda de que cada bocado despierte una emoción o un recuerdo.
“La comida norteña y en especial la tucumana tiene la mixtura del encuentro de los dos mundos. Sus sabores están sustentados por los frutos de la Pachamama, Madre Tierra, como el zapallo, el maíz, la papa, pero también tienen la influencia de la cocina árabe, que llega con la conquista española, como es el caso de la empanada. El locro o la humita, la mazamorra sí tienen una raíz netamente andina”, explicó Claudio. Esa fusión cultural es parte del alma del restaurante y se refleja tanto en el sabor como en la manera de presentar cada plato.
“En todos los cumpleaños familiares estaban presentes las empanadas, preparadas por mis abuelos y tíos, y siempre en los festejos del 9 de Julio de Mercedes en Buenos Aires. Sin dudas era el plato más deseado y esperado”, recordó. Y agregó: “Y en estas épocas de frío, por supuesto, nuestra alegría es que coman, se sientan como en su casa, que recuerden estas comidas que todos llevamos adentro, en nuestra memoria, y que reciban la calidez que te da el hogar prendido con sus troncos en el fuego y la música que siempre mantenemos en el ambiente. Y, cuando se dan noches con espectáculos, la magia es total”.
Información útilDirección: Víctor Vergani 578, PilarDías y horarios de apertura: De martes a sábado, a partir de las 19:30Cierre: Entre las 23 y 23:30 h durante la semana, y hasta la 1 h los fines de semanaInstagram: @latucupilarCómo llegarPara llegar a La Tucumanita desde la Ciudad de Buenos Aires, lo más sencillo es tomar la autopista Panamericana rumbo a Pilar. El recorrido es de aproximadamente 58 kilómetros y suele tomar alrededor de 45 minutos, dependiendo del tráfico. Una vez en Pilar, hay que seguir las indicaciones hacia el centro y buscar la calle donde se encuentra el restaurante, ubicado en una zona accesible y con fácil estacionamiento.
Esta cercanía convierte a La Tucumanita en una escapada perfecta para quienes quieren disfrutar de los sabores del norte sin alejarse demasiado de la Ciudad.