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Innovación silenciosa: cuál es la tecnología que puede superar a la IA en impacto en la próxima década

¿Cuál es la tecnología que tiene más chances de cambiarlo todo en la próxima década? ¿Cuál mostró un récord de lanzamientos de productos y servicios en 2024, le dio negocios multimillonar...

¿Cuál es la tecnología que tiene más chances de cambiarlo todo en la próxima década? ¿Cuál mostró un récord de lanzamientos de productos y servicios en 2024, le dio negocios multimillonarios a la empresa más valiosa de Europa y con la que notaremos más impacto en nuestra vida cotidiana?

Si la tentación es contestar “a inteligencia artificial generativa” (IAG) suena la chicharra (como en los programas de preguntas y respuestas) con el cartelito rojo de “¡Incorrecto!”. Las características del primer párrafo corresponden a las “ciencias de la vida”. No son compartimientos estancos con la IA, porque se retroalimentan, pero el área de biología computacional está mostrando avances de ciencia ficción que afectan a áreas tan diversas como la salud, la alimentación, la energía, los nuevos materiales y los proyectos para atenuar el cambio climático, entre otras.

Primero, una cuestión semántica: en los últimos meses se habla cada vez más de “tecno-biología” en lugar de “bio-tecnología”: “Es un concepto que explica un cambio de época en el área biotech en general y que tiene mucho de dos cosas: entender que la biología es un sistema de información por un lado, y por el otro sirve como estrategia de marketing para atraer a los inversores del mundo digital al de bio”, cuenta a La Nación Juan Soria, director de SF500, un fondo de inversión dedicado a este rubro.

La tecno-biología se está disparando por cuatro grandes fuerzas: la biología está siendo digitalizada; se expande la posibilidad de usar herramientas computacionales para trabajar con datos de la biología; por la creciente aceleración de la experimentación automatizada y finalmente por una baja de costos exponencial. “El 2024 fue el año en que se consolida la convergencia tecnológica, entre las ciencias de la vida y las ciencias de datos como actores clave. La inteligencia artificial deja de ser una herramienta auxiliar para convertirse en un pilar fundamental en el diseño de nuevos fármacos y proteínas, el diagnóstico personalizado y la agricultura de precisión”, explica la química Graciela Ciccia, directora de innovación de Insud y de la Cámara Argentina de Biotecnología.

En su libro “La Ola que viene”, Mustafá Suleyman define al motor de este tsunami con dos tecnologías principales: la IA y la biología sintética. Semanas atrás, el presidente de Nvidia, la compañía más cara del mundo, Jensen Huang, sostuvo que este campo “tiene la oportunidad de volverse una actividad ingenieril más que científica, y cuando esto sucede el crecimiento empieza a ser exponencial, cada mejora suma al interés compuesto”.

Y aunque la IA se llevó toda la atención este año como tecnología estrella, en su último reporte la futurista Amy Webb asegura que las ciencias de la vida tendrán más impacto en la vida cotidiana en los años que vienen, aunque tengan hoy menos “prensa” que la IA o problemas de relato. Una suerte de “Innovación silenciosa”. ¿Cuáles fueron los grandes hitos en los últimos doce meses en este terreno? Lo que sigue es un resumen de los principales:

El boom de los GLP-1: la empresa más cara de Europa hoy no es una firma digital, sino un laboratorio tradicional, la compañía danesa Novo Nordisk, que disparó su cotización a partir su remedio estrella Ozempic, que en su inicio combate la diabetes de tipo 2 pero que se usa de manera más generalizada contra la obesidad (un desafío que a su vez correlaciona muy alto con muchas enfermedades). Los “GLP-1 agonists” son medicamentos que imitan la acción de una hormona natural llamada péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1, por sus siglas en inglés). En castellano, se traducen como agonistas del GLP-1 o agonistas del péptido similar al glucagón tipo 1. Y Ozempic es sólo uno de los remedios de este tipo. Como con las tendencias actuales se esperaba que para 2035 la mitad de la población mundial tuviera algún problema de obesidad o sobrepeso, las consecuencias económicas de torcer este camino son gigantescas, dice Alison Sexton Ward, una economista de la Universidad del Sur de California.

La cenicienta del ARN: de manera silenciosa, los usos de ARN (hace un par de décadas opacados por el inicialmente más famoso ADN) fueron creciendo y ya acumulan más de 10 premios Nobel. En la Argentina, start ups como Oncolic y Multiply utilizan marcadores de ARN para predecir con mayor exactitud y de manera más barata tumores y enfermedades cardiovasculares. En su libro “El Catalizador” (aún no traducido, es “The Catalyst” en inglés), el premio Nobel y profesor de la Universidad de Colorado Tom Cech cuenta que cuando él era un recién graduado de Berkeley la estrella indiscutida era el ADN y los laboratorios que investigaban el ARN eran vistos como de “segunda categoría”. “Pero todo cambió en los años siguientes, cuando fuimos descubriendo las múltiples posibilidades del ARN”, dice Cech.

CRISPR toma velocidad: hace un año se aprobó en los Estados Unidos el primer medicamento basado en CRISPR, la técnica de edición genética que para muchos fue el descubrimiento científico más importante de este milenio. En el último trimestre de 2024 esta tendencia ganó velocidad, cuenta a La Nación la biotecnóloga y co-fundadora de Toyoko Virginia González. Según un reciente artículo de Nature, nuevas terapias para el cáncer y para desórdenes sanguíneos basadas en CRISPR están madurando y se desplegarán en 2025.

La gran promesa cuántica: González también menciona la gran promesa de la computación cuántica, que también mostró avances importantes sobre el fin de 2024 (el último fue un nuevo chip de Google). Todavía persisten desafíos ingenieriles por la gran cantidad de errores, pero en la medida que vayan avanzando los mecanismos de corrección y los qbits de vuelvan más estables, el primer sector en la fila para beneficiarse de esta potencia computacional sin precedentes es el de la biotecnología.

Protenoma e IA: los premios Nobel de 2024 reconocieron varias de estas revoluciones tecnológicas. El fundador de Deep Mind (luego comprada por Google) , Demis Hassabis fue galardonado con el Premio Nobel de Química en octubre pasado, junto a David Baker y John Jumper, por sus contribuciones al desciframiento de las estructuras de las proteínas mediante el uso de la inteligencia artificial . Este avance permitió predecir la estructura de prácticamente la totalidad de las proteínas conocidas, lo cual facilitó avances significativos en áreas como el desarrollo de nuevos fármacos, vacunas y materiales innovadores.

Aunque son cambios revolucionarios menos estridentes que los de la IA y la robótica, la biología despliega su “innovación silenciosa” como nunca antes, en una historia que ya se remonta a 4 mil millones de años atrás, cuando se inició la vida en el planeta.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/innovacion-silenciosa-cual-es-la-tecnologia-que-puede-superar-a-la-ia-en-impacto-en-la-proxima-nid29122024/

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